Después de varios meses de no tener contacto con ser humano alguno más que con algún chico del delivery que trajera alguna mercadería, había estado con demasiada abstinencia de sexo. El placer carnal y terrestre del la carne masculina, sus fuertes y firmes músculos, sentir el sabor de un buen pene y tenerlo a mi gusto y placer para dar placer a su vez. Era demasiada la tensión sexual que se vivía dentro de mi departamento del tercer piso de Almagro. Llegado un momento en que la cuarentena se liberó lo suficiente, no soporté más las tribulaciones de una vida de castidad y en una noche muy larga Read more