Follandome al amigo de mi hijo
Esto que les voy a narrar ocurrió hace poco menos de un mes, espero que lo disfruten….
Era un caluroso día viernes, alrededor de las cinco de la tarde. Venía recién llegando a mi casa, luego de haber ido al centro a realizar un trámite. El viaje en la micro fue largo y agotador a pesar de que me viene todo el trayecto sentada, pero aún así, solo quería llegar a darme una relajante ducha y "jugar un ratito" aprovechando de que me encontraría solita en casa. Mis dos hijos estarían fuera de Santiago, ya que esa misma tarde se irían a la playa.
Apenas llegué, me saqué los zapatos, luego me desnudé y me dirigí al baño para darme la anhelada ducha. Estaba probando la temperatura del agua, cuando sorpresivamente golpearon la puerta de entrada. Se me pasó de inmediato por la cabeza de que podrían ser mis hijos que habrían olvidado algo, así que tomé la toalla, me envolví en ella, bajé la escalera y me dirigí a abrir la puerta, no sin antes mirar por la ventana y asegurarme de que eran ellos. Pero mi sorpresa fue mayor al ver que el que golpeaba era Jorge, un compañero de curso y amigo de mi hijo.
Por un segundo pensé en no abrir y dejar que se marchara, pero instintivamente mi lado perverso y depravado se apoderó de mi, tanto así que comencé a sentir un estimulante cosquilleo en mi entrepierna, por lo que decidí abrirle y dejarlo pasar.
- Hola Jorge!… pasa, pasa, no te quedes ahí parado; le dije asomando solo mi cabeza.
- Hola señora! permiso!, me dijo mientras entraba.
Cuando cerré, él se volteó a mirarme y puso carita de asombro al verme envuelta solo en una toalla.
- Jorgito, discúlpame por recibirte así, es que vengo llegando recién del centro y justo estaba por darme una ducha; le expliqué mientras a sujetaba mi toalla.
-Pero señora, no se preocupe. Discúlpeme usted por venir a m*****arla. Yo solo venia a buscar a X (mi hijo), si no está me voy ahora mismo; me decía un tanto avergonzado.
- No, mira… X llega en un rato más, puedes esperarlo sentadito aquí. Yo subiré a vestirme, no me demoro nada… ok?
- Ok, lo esperaré.
Jorge aceptó y se sentó en el sillón a la espera de mi hijo y de que yo terminara de vestirme y bajara a hacerle compañía. Al subir la escalera, las piernas me temblaban y mi corazón latía más rápido. Estaba un poco nerviosa por lo que iba a hacer, pero ya estaba decidido, jamás doy un paso atrás.
Lancé la toalla sobre la cama y me puse una blusita con tirantes muy escotada de color blanca y una mini de mezclilla que me llegaba a la mitad de mi muslo. Quise vestirme lo mas provocativa posible y el usar bragas y sostén no eran parte de mi plan. Retoqué un poco mi maquillaje, me coloqué unas sandalias y bajé al living a hacerle compañía a Jorgito.
Jorge es una muchachito de 16 años, de estatura media, blanquito, de lentes, y con unos kilitos demás. Por lo que me enteraba en las reuniones de apoderados, también es un muy buen estudiante. Tenía en mi mente la idea de que fuera virgen, lo cual me incitaba aún más a seguir con mi plan de seducción.
- Listo Jorgito! Ahora me veo más decente que como te recibí hace un rato, no lo crees? … le pregunté parándome justo frente a él.
- S-sí! así se ve muy bien señora; me decía mirándome de pies a cabeza.
- Ay! muchas gracias Jorgito, pero no es para tanto jiji
- Lo digo muy enserio, aunque déjeme decirle que con la toalla se veía muy bien también; sorpresivamente continuó alagándome con sus mejillas ruborizadas,
- Vaya! pero si eres todo un galán… gracias por tus palabras, mi niño. Le agradecía mientras colocaba un sillón de mimbre justo frente a él para sentarme.
Luego de tomar asiento empezamos a conversar. Comencé por mentirle acerca de donde estaba mi hijo y de que pronto llegaría, por nada del mundo quería que Jorgito se marchara. Me habló sobre como iban sus vacaciones, luego yo le hablé un poco de mi y de que hacía tiempo que estaba solita, solo en compañía de mi hija e hijo. Durante todo ese rato me percaté de cómo su mirada se desviaba en dirección a mi escote, mis muslos e intentando mirar mi entrepierna.
Llegó un momento en que se quedó callado, yo tampoco quise decir nada, quería analizar bien la situación, hasta que decidí romper el silencio y llevar mi plan de seducción al siguiente nivel.
- Que pasa Jorgito? te quedaste calladito.
- Si, discúlpeme, lo que pasa es que no soy muy conversador jeje; me respondió con una risa nerviosa.
- Ahhh es eso, estaba pensando que yo te ponía nervioso.
- Noo, no es eso señora jeje, continuaba con su risa nerviosa.
- Que bueno… entonces no te pondrás nervioso si hago esto... Me acomodé en el sillón quedando al borde del asiento, luego separé mis piernas y recosté mi cuerpo hacia atrás.
La vista de Jorge se dirigió de inmediato a mi entrepierna y ahora por fin pudo ver mi conchita depilada, la que en ese momento ya brillaba por lo húmeda que estaba.
- Se-señora… balbuceaba mientras me miraba atónito.
- Ups! creo que olvidé ponerme el calzón; le dije mirándolo y poniendo carita de apenada.
- Q-que delicia señora…no… no se preocupe, haré como si no vi nada; me decía con voz temblorosa.
- Tú crees Jorgito? crees que es una delicia? te gusta lo que ves?. Le preguntaba mientras levantaba más mi minifalda y abría aun más mis piernas.
- Me encanta!... Señora, perdóneme que se lo diga, pero esto me está excitando bastante!
Sin dudas eso fue una gran sorpresa para Jorgito, quien no se esperaba algo así, y tampoco se imaginaba lo excitadísima que me encontraba yo en tal situación, tanto o más que él. EL saber que lo estaba excitando hacia hervir mi sangre y humedecerme más y más.
- Ahh sii? déjame ver si es cierto eso que me dices… Bájate ese pantalón. Se lo ordené deseosa por ver su miembro.
- Lo… lo dice enserio señora?
- Pues claro! Yo te mostré lo mío, ahora déjame ver lo tuyo.
- Si, tiene usted razón señora… haré lo que usted me pide. Ni se imagina como late mi corazón en estos momentos.
- Puedo imaginarlo Jorgito, pero anda! muéstrame lo que tienes ahí.
- Mire, así es como me tiene…
Jorgito bajó por completo su pantalón y calzoncillo, dejando a mi vista su erecto pene. Era pálido, su cabeza rosada, de buen grosor y tamaño. Tuve que contenerme para no abalanzarme sobre él y devorárselo. Me incliné hacia adelante y tomé su pene con una mano, podía sentir como palpitaba (Uff, estoy empapada escribiendo esto).
- Wow Jorgito!! Que hermoso pene tienes… y que grande!
- Se da cuenta de cómo me tiene de excitado?!
- Si, claro que me doy cuenta… hummm que grande… y que duro!. Le decía mientras lo masturbaba sin poder apartar mi vista de su pene.
No quise hacer movimientos muy bruscos para que Jorgito no fuera a acabar por accidente. Las ganas de llevarme su pene a mi boca eran demasiadas, pero quería divertirme un poco más.
- Te gusta como agarro tu pene, Jorgito?
- Si… se siente muy rico, pero hay algo que me gustaría hacer.
- Dímelo!
- Ya que usted me ha tocado… po-podría yo tocarle ahí abajito?
- Mira Jorgito… pudiste mirarme, pero no cualquiera puede tocarme.
Solté su pene y me puse de pie, me acerqué a él y le di un beso en los labios. Luego puse mis manos en su hombros e hice fuerza hacia abajo para que se sentara nuevamente en el sillón.
- Pero sabes?... Si eres un chico bueno conmigo y me obedeces, dejaré que me toques todo lo que tú quieras; le dije mientras me volvía a sentar.
- Si señora! como usted diga. Seré lo más obediente posible.
- Muy bien! me encanta esa actitud, pero no me digas señora. Sé que podría ser tu madre, pero dime Cata, quieres?
- Tu mandas Cata.
Jorgito estaba dispuesto a hacer lo que yo le pidiera. Su buena disposición y ternura me encantaba y excitaba. Sabía que él se sentía como en un sueño y lo estaba disfrutando enormemente. Así que decidí prolongar más ese cachondo momento y hacer que sintiera el mayor placer que fuera capaz de provocarle.
Me quite mis sandalias y coloqué mis pies descalzos sobre sus rodillas.
- Te gustan mis pies Jorgito?
- Si, son hermosos; respondió mientras posó sus manos sobre ellos.
- Pues lo que pasa es que me los cuido mucho… sabes?... quiero que los lamas y los llenes de saliva. Le ordené mientras acercaba mi pie a su boca.
- Será todo un placer para mi, Cata.
Jorgito tomó mi pie y comenzó besando mi talón hasta llegar a mis dedos, los beso uno por uno y luego pasó su lengua por entremedio de ellos. A los segundos comenzó a lamer y a chupar con más pasión todo mi pie, se sentía riquísimo esa sensación, ver su cara de caliente y su saliva chorrear, me ponían aún mas cachonda, para que decir cuando miraba su pene que cada vez se ponía mas duro y grande.
Levanté mi blusa y comencé a tocar y masajear mis tetas, mis pezones estaban duros y los cosquilleos que sentía en mi clítoris hacían que mi cuerpo vibrara. Pero no quería ser yo la que terminara acabando antes de tiempo, así que decidí detener a Jorgito en lo que estaba haciendo.
- Ahora voy a jugar un poco con tu pene Jorgito. Ahora te toca a ti disfrutar.
Coloqué mi ensalivado pie justo encima de su pene y comencé a frotarlo de arriba abajo por un largo rato.
- Te gusta esto, mi niño? te gusta cómo se siente?
- Siii, se siente increíble!
- Hummmm que bueno que te gusta, pero mira… tu saliva ya se seca.
Jorgito tomó mi pie y nuevamente comenzó a lamerlo y a chuparlo hasta volver a dejarlo completamente ensalivado. Luego de eso seguí haciendo lo mismo, pero esta vez un poco más fuerte. Su glande estaba rojo y brillante, su pene estaba a punto de hacer una erupción de esperma caliente.
Me detuve, bajé mis pies al piso y me incliné de rodillas frente a Jorgito, tomé su pene con mi mano y me lo metí a la boca. Estaba exquisito, podía sentir como palpitaba sobre mi lengua. Fue cosa de que lo masturbara un poco para que descargara todo su semen directamente dentro de mí. Fueron cinco largos y potentes chorros que llenaron mi boca de ese almíbar blanco y caliente. Seguí masturbando a Jorgito, apretando su pene para que botara hasta la última gota.
Luego de que perdió su erección, saqué con cuidado su miembro de mi boca, no quería que su leche se escurriera y así perderla. Me senté nuevamente en el sillón con mi boca colmada de semen, la abrí con cuidado y le enseñé a Jorgito su leche.
- Ahora que vas a hacer con el semen, Cata?, me preguntó con la respiración agitada.
Apenas terminó de preguntarme, yo cerré mi boca nuevamente y comencé a tragarme su lechita lentamente, mirándolo a los ojos y contemplando su carita de asombro y excitación.
- Pues tragármelo… Sabes? me encanta mucho el semen, sobre todo si es de un muchachito guapo como tú, Jorgito.
- mmmm y como estaba?
- Exquisito!!, le respondí, acariciándole el rostro y dándole tiernos besitos en sus labios.
Jorgito, se había comportado como todo un hombre y era justo que él pudiera hacer conmigo lo que se le antojase, así que decidí permitirle tocar mi cuerpo y lo primero que le ofrecí fue mi culito.
- Mira mi niño, te has portado muy bien conmigo y te mereces un premio.
- Otro premio más?... ya todo esto ha sido un premio para mi.
- Ay que tierno Jorgito, pero bueno, si tu lo consideras así, te daré otro premio y espero darte muchos más.
- Jeje y cual sería ese premio?
- Pues te apetece jugar con mi culito?, le pregunte coquetamente, mientras me giraba un poquito y levantaba mi minifalda.
- Wow… obvio que me encantaría!, me respondió acercándose a mí y agarrando firmemente mis nalgas.
- Ok, muy bien, pero no acá… subamos a mi pieza.
Tomé a Jorgito de la mano y emprendimos rumbo a mi habitación. Antes de entrar al dormitorio me quite la blusa y la minifalda, quedando completamente desnuda y le pedí lo mismo a Jorgito, el cual torpe y nerviosamente se quito la ropa como pudo.
Yo me adelanté, y me subí a la cama quedando de rodillas sobre ella y con mi culo bien parado en dirección a Jorgito. Lo miré hacia atrás y estaba paradito junto a la puerta contemplándome.
- Que sucede? … acércate porque todo esto es para ti, le dije mientras pasaba las manos por mis nalgas y me las agarraba fuertemente.
Jorgito no lo pensó dos veces, y se lanzó en busca de mi culo. Colocó sus manos en mis glúteos y comenzó a masajearlos delicadamente, luego a besarlos y paulatinamente a apretarlos más firme.
- Uff me encanta como me tocas, le decía.
- Que cachetes más ricos!… tiene el tremendo culo!, exclamaba Jorgito mientras me masajeaba las nalgas firmemente.
- Te gustan muchos mi cachetes?... son tuyos!
- mmmm me encantan Cata!
De pronto Jorgito separó un poco mis nalgas y deslizo su lengua a lo largo de toda mi rajita. Fue tan sorpresivo como excitante que lancé un fuerte gemido.
- Que pasó Cata? eso le gustó?
- Sii mucho!! sigue haciéndolo!! le ordené.
Jorgito comenzó a lamer mi ano, tal cual como un niño lame una paleta y mi cuerpo comenzó a estremecerse de placer. Se sentían tan ricas esas lamidas que empecé a gemir lentamente y aún más cuando frotaba mi clítoris con mis dedos. Mi concha estaba mojadísima y mi juguito empezó a escurrir por la cara interna de mis muslos, de lo cual Jorgito se percató y sin previo aviso metió su lengua en mi vagina casi como escarbando (escribo y escribo y estoy igual de empapada como esa vez), degustó todos mis jugos y siguió chupando como endemoniado.
Sinceramente yo gritaba como una verdadera puta y mi cuerpo temblaba, estaba a punto de correrme.. si, Jorgito estaba a punto de hacer que me corriera. Pero no quería acabar tan rápido, así que tuve que detenerlo.
Dejé caer mi cuerpo sobre la cama y me tomó varios segundos recuperar el aliento. Jorgito quedó mirándome con su cara bañada en mis jugos y como preguntándose si había hecho algo mal.
- Discúlpeme… está bien? me preguntó sentándose a mi lado.
- Estoy de maravilla! Casi haces que me corra con esa lengua que tienes jaja… así que no me mires así, asustado y límpiate la cara.
Tomó la misma toalla con que lo había recibido y luego limpió su cara. Después de eso le dije que se tendiera sobre la cama y creo que está demás decirles que su pene quedó apuntando al cielo como el mástil de un barco.
- Te gustó el sabor de mi culo?
- Me encantó…
-Te gustó el juguito de mi concha?
- Si, estaba delicioso…
- Y te gustó penetrarme con tu lengua?
- Siii muchísimo!…
- Jejeje pues muy bien, ahora quiero sentir tu pene dentro de mi.
Me paré sobre la cama y puse cada uno de mis pies a un costado del cuerpo de Jorgito, a la altura de sus caderas y lentamente comencé a agacharme quedando en cuclillas sobre él. Agarré su pene con una mano y empecé a frotarlo partiendo de mi clítoris hasta casi llegar a mi ano.
El liquido pre seminal que goteaba y escurría por su glande se mesclaban con los fluidos que salían por mi vagina. La cara de placer que tenía Jorgito en ese momento era inexplicable y supongo que la mía también.
- Te gusta que haga esto, verdad? le pregunté perversamente mirándolo a los ojos.
- S-sii, me ecantaaa! me respondió con la respiración agitada.
- Entonces creo que esto te va a gustar más, le dije.
Detuve los movimientos que hacía con su pene, lo acomodé a la entrada de mi vagina y comencé a agacharme más y más, hasta que me senté sobre su cuerpo y su erecto miembro se perdió dentro de mí. Fue una sensación exquisita!
Incliné mi cuerpo hacia adelante y apoyé mis manos sobre su pecho, Jorgito aprovechó ese momento para estirar sus manos y agarrar mis tetas, comenzó a apretarlas y a jugar con ellas al mismo tiempo en que yo empecé a mover mis caderas de arriba a abajo en forma muy lenta. Se sentía tan rico su pene dentro de mí, que sentía que en cualquier momento me iba a correr.
Sin darme cuenta mis movimientos fueron más bruscos y aumentaron en velocidad, prácticamente comencé a saltar sobre él y mis gemidos fueron imposibles de callar. Miraba a Jorgito y éste estaba extasiado, se notaba que en cualquier momento iba a acabar y de hecho, así fue.
Fueron suficientes los casi dos minutos que estuve cabalgando sobre su pene para que Jorgito eyaculara y llenara mi concha de leche.
Al momento del orgasmo Jorgito dio un fuerte gemido y su cuerpo tuvo un gran espasmo, llegando a levantar el mío. Fue cosa de ver su carita y sentir como su lechita me llenaba, para que yo también alcanzara uno de los mas placenteros orgasmos. Acabé solo unos segundos después que Jorgito y mi cuerpo tembloroso cayó rendido sobre él.
Nuestras respiraciones estaban tan agitadas que prácticamente no podíamos hablar, yo solo lo miraba y acariciaba su rostro. Después de unos minutos, me senté sobre la cama y me percaté que faltaba poco para las siete de la tarde, así que le agradecí por el grandioso momento y le aconsejé de que se fuera a su casa y cuando estaba recogiendo su ropa y la mía, me acordé de mi hijo y de la razón por la que Jorgito estaba ahí.
- Ahhh! y creo que mi hijo llegará más tarde, es mejor que vengas mañana a verlo, le dije con una sonrisa en la cara.
Lógicamente no quise decirle que él estaba en la playa y no llegaría en cinco días jijiji….
Era un caluroso día viernes, alrededor de las cinco de la tarde. Venía recién llegando a mi casa, luego de haber ido al centro a realizar un trámite. El viaje en la micro fue largo y agotador a pesar de que me viene todo el trayecto sentada, pero aún así, solo quería llegar a darme una relajante ducha y "jugar un ratito" aprovechando de que me encontraría solita en casa. Mis dos hijos estarían fuera de Santiago, ya que esa misma tarde se irían a la playa.
Apenas llegué, me saqué los zapatos, luego me desnudé y me dirigí al baño para darme la anhelada ducha. Estaba probando la temperatura del agua, cuando sorpresivamente golpearon la puerta de entrada. Se me pasó de inmediato por la cabeza de que podrían ser mis hijos que habrían olvidado algo, así que tomé la toalla, me envolví en ella, bajé la escalera y me dirigí a abrir la puerta, no sin antes mirar por la ventana y asegurarme de que eran ellos. Pero mi sorpresa fue mayor al ver que el que golpeaba era Jorge, un compañero de curso y amigo de mi hijo.
Por un segundo pensé en no abrir y dejar que se marchara, pero instintivamente mi lado perverso y depravado se apoderó de mi, tanto así que comencé a sentir un estimulante cosquilleo en mi entrepierna, por lo que decidí abrirle y dejarlo pasar.
- Hola Jorge!… pasa, pasa, no te quedes ahí parado; le dije asomando solo mi cabeza.
- Hola señora! permiso!, me dijo mientras entraba.
Cuando cerré, él se volteó a mirarme y puso carita de asombro al verme envuelta solo en una toalla.
- Jorgito, discúlpame por recibirte así, es que vengo llegando recién del centro y justo estaba por darme una ducha; le expliqué mientras a sujetaba mi toalla.
-Pero señora, no se preocupe. Discúlpeme usted por venir a m*****arla. Yo solo venia a buscar a X (mi hijo), si no está me voy ahora mismo; me decía un tanto avergonzado.
- No, mira… X llega en un rato más, puedes esperarlo sentadito aquí. Yo subiré a vestirme, no me demoro nada… ok?
- Ok, lo esperaré.
Jorge aceptó y se sentó en el sillón a la espera de mi hijo y de que yo terminara de vestirme y bajara a hacerle compañía. Al subir la escalera, las piernas me temblaban y mi corazón latía más rápido. Estaba un poco nerviosa por lo que iba a hacer, pero ya estaba decidido, jamás doy un paso atrás.
Lancé la toalla sobre la cama y me puse una blusita con tirantes muy escotada de color blanca y una mini de mezclilla que me llegaba a la mitad de mi muslo. Quise vestirme lo mas provocativa posible y el usar bragas y sostén no eran parte de mi plan. Retoqué un poco mi maquillaje, me coloqué unas sandalias y bajé al living a hacerle compañía a Jorgito.
Jorge es una muchachito de 16 años, de estatura media, blanquito, de lentes, y con unos kilitos demás. Por lo que me enteraba en las reuniones de apoderados, también es un muy buen estudiante. Tenía en mi mente la idea de que fuera virgen, lo cual me incitaba aún más a seguir con mi plan de seducción.
- Listo Jorgito! Ahora me veo más decente que como te recibí hace un rato, no lo crees? … le pregunté parándome justo frente a él.
- S-sí! así se ve muy bien señora; me decía mirándome de pies a cabeza.
- Ay! muchas gracias Jorgito, pero no es para tanto jiji
- Lo digo muy enserio, aunque déjeme decirle que con la toalla se veía muy bien también; sorpresivamente continuó alagándome con sus mejillas ruborizadas,
- Vaya! pero si eres todo un galán… gracias por tus palabras, mi niño. Le agradecía mientras colocaba un sillón de mimbre justo frente a él para sentarme.
Luego de tomar asiento empezamos a conversar. Comencé por mentirle acerca de donde estaba mi hijo y de que pronto llegaría, por nada del mundo quería que Jorgito se marchara. Me habló sobre como iban sus vacaciones, luego yo le hablé un poco de mi y de que hacía tiempo que estaba solita, solo en compañía de mi hija e hijo. Durante todo ese rato me percaté de cómo su mirada se desviaba en dirección a mi escote, mis muslos e intentando mirar mi entrepierna.
Llegó un momento en que se quedó callado, yo tampoco quise decir nada, quería analizar bien la situación, hasta que decidí romper el silencio y llevar mi plan de seducción al siguiente nivel.
- Que pasa Jorgito? te quedaste calladito.
- Si, discúlpeme, lo que pasa es que no soy muy conversador jeje; me respondió con una risa nerviosa.
- Ahhh es eso, estaba pensando que yo te ponía nervioso.
- Noo, no es eso señora jeje, continuaba con su risa nerviosa.
- Que bueno… entonces no te pondrás nervioso si hago esto... Me acomodé en el sillón quedando al borde del asiento, luego separé mis piernas y recosté mi cuerpo hacia atrás.
La vista de Jorge se dirigió de inmediato a mi entrepierna y ahora por fin pudo ver mi conchita depilada, la que en ese momento ya brillaba por lo húmeda que estaba.
- Se-señora… balbuceaba mientras me miraba atónito.
- Ups! creo que olvidé ponerme el calzón; le dije mirándolo y poniendo carita de apenada.
- Q-que delicia señora…no… no se preocupe, haré como si no vi nada; me decía con voz temblorosa.
- Tú crees Jorgito? crees que es una delicia? te gusta lo que ves?. Le preguntaba mientras levantaba más mi minifalda y abría aun más mis piernas.
- Me encanta!... Señora, perdóneme que se lo diga, pero esto me está excitando bastante!
Sin dudas eso fue una gran sorpresa para Jorgito, quien no se esperaba algo así, y tampoco se imaginaba lo excitadísima que me encontraba yo en tal situación, tanto o más que él. EL saber que lo estaba excitando hacia hervir mi sangre y humedecerme más y más.
- Ahh sii? déjame ver si es cierto eso que me dices… Bájate ese pantalón. Se lo ordené deseosa por ver su miembro.
- Lo… lo dice enserio señora?
- Pues claro! Yo te mostré lo mío, ahora déjame ver lo tuyo.
- Si, tiene usted razón señora… haré lo que usted me pide. Ni se imagina como late mi corazón en estos momentos.
- Puedo imaginarlo Jorgito, pero anda! muéstrame lo que tienes ahí.
- Mire, así es como me tiene…
Jorgito bajó por completo su pantalón y calzoncillo, dejando a mi vista su erecto pene. Era pálido, su cabeza rosada, de buen grosor y tamaño. Tuve que contenerme para no abalanzarme sobre él y devorárselo. Me incliné hacia adelante y tomé su pene con una mano, podía sentir como palpitaba (Uff, estoy empapada escribiendo esto).
- Wow Jorgito!! Que hermoso pene tienes… y que grande!
- Se da cuenta de cómo me tiene de excitado?!
- Si, claro que me doy cuenta… hummm que grande… y que duro!. Le decía mientras lo masturbaba sin poder apartar mi vista de su pene.
No quise hacer movimientos muy bruscos para que Jorgito no fuera a acabar por accidente. Las ganas de llevarme su pene a mi boca eran demasiadas, pero quería divertirme un poco más.
- Te gusta como agarro tu pene, Jorgito?
- Si… se siente muy rico, pero hay algo que me gustaría hacer.
- Dímelo!
- Ya que usted me ha tocado… po-podría yo tocarle ahí abajito?
- Mira Jorgito… pudiste mirarme, pero no cualquiera puede tocarme.
Solté su pene y me puse de pie, me acerqué a él y le di un beso en los labios. Luego puse mis manos en su hombros e hice fuerza hacia abajo para que se sentara nuevamente en el sillón.
- Pero sabes?... Si eres un chico bueno conmigo y me obedeces, dejaré que me toques todo lo que tú quieras; le dije mientras me volvía a sentar.
- Si señora! como usted diga. Seré lo más obediente posible.
- Muy bien! me encanta esa actitud, pero no me digas señora. Sé que podría ser tu madre, pero dime Cata, quieres?
- Tu mandas Cata.
Jorgito estaba dispuesto a hacer lo que yo le pidiera. Su buena disposición y ternura me encantaba y excitaba. Sabía que él se sentía como en un sueño y lo estaba disfrutando enormemente. Así que decidí prolongar más ese cachondo momento y hacer que sintiera el mayor placer que fuera capaz de provocarle.
Me quite mis sandalias y coloqué mis pies descalzos sobre sus rodillas.
- Te gustan mis pies Jorgito?
- Si, son hermosos; respondió mientras posó sus manos sobre ellos.
- Pues lo que pasa es que me los cuido mucho… sabes?... quiero que los lamas y los llenes de saliva. Le ordené mientras acercaba mi pie a su boca.
- Será todo un placer para mi, Cata.
Jorgito tomó mi pie y comenzó besando mi talón hasta llegar a mis dedos, los beso uno por uno y luego pasó su lengua por entremedio de ellos. A los segundos comenzó a lamer y a chupar con más pasión todo mi pie, se sentía riquísimo esa sensación, ver su cara de caliente y su saliva chorrear, me ponían aún mas cachonda, para que decir cuando miraba su pene que cada vez se ponía mas duro y grande.
Levanté mi blusa y comencé a tocar y masajear mis tetas, mis pezones estaban duros y los cosquilleos que sentía en mi clítoris hacían que mi cuerpo vibrara. Pero no quería ser yo la que terminara acabando antes de tiempo, así que decidí detener a Jorgito en lo que estaba haciendo.
- Ahora voy a jugar un poco con tu pene Jorgito. Ahora te toca a ti disfrutar.
Coloqué mi ensalivado pie justo encima de su pene y comencé a frotarlo de arriba abajo por un largo rato.
- Te gusta esto, mi niño? te gusta cómo se siente?
- Siii, se siente increíble!
- Hummmm que bueno que te gusta, pero mira… tu saliva ya se seca.
Jorgito tomó mi pie y nuevamente comenzó a lamerlo y a chuparlo hasta volver a dejarlo completamente ensalivado. Luego de eso seguí haciendo lo mismo, pero esta vez un poco más fuerte. Su glande estaba rojo y brillante, su pene estaba a punto de hacer una erupción de esperma caliente.
Me detuve, bajé mis pies al piso y me incliné de rodillas frente a Jorgito, tomé su pene con mi mano y me lo metí a la boca. Estaba exquisito, podía sentir como palpitaba sobre mi lengua. Fue cosa de que lo masturbara un poco para que descargara todo su semen directamente dentro de mí. Fueron cinco largos y potentes chorros que llenaron mi boca de ese almíbar blanco y caliente. Seguí masturbando a Jorgito, apretando su pene para que botara hasta la última gota.
Luego de que perdió su erección, saqué con cuidado su miembro de mi boca, no quería que su leche se escurriera y así perderla. Me senté nuevamente en el sillón con mi boca colmada de semen, la abrí con cuidado y le enseñé a Jorgito su leche.
- Ahora que vas a hacer con el semen, Cata?, me preguntó con la respiración agitada.
Apenas terminó de preguntarme, yo cerré mi boca nuevamente y comencé a tragarme su lechita lentamente, mirándolo a los ojos y contemplando su carita de asombro y excitación.
- Pues tragármelo… Sabes? me encanta mucho el semen, sobre todo si es de un muchachito guapo como tú, Jorgito.
- mmmm y como estaba?
- Exquisito!!, le respondí, acariciándole el rostro y dándole tiernos besitos en sus labios.
Jorgito, se había comportado como todo un hombre y era justo que él pudiera hacer conmigo lo que se le antojase, así que decidí permitirle tocar mi cuerpo y lo primero que le ofrecí fue mi culito.
- Mira mi niño, te has portado muy bien conmigo y te mereces un premio.
- Otro premio más?... ya todo esto ha sido un premio para mi.
- Ay que tierno Jorgito, pero bueno, si tu lo consideras así, te daré otro premio y espero darte muchos más.
- Jeje y cual sería ese premio?
- Pues te apetece jugar con mi culito?, le pregunte coquetamente, mientras me giraba un poquito y levantaba mi minifalda.
- Wow… obvio que me encantaría!, me respondió acercándose a mí y agarrando firmemente mis nalgas.
- Ok, muy bien, pero no acá… subamos a mi pieza.
Tomé a Jorgito de la mano y emprendimos rumbo a mi habitación. Antes de entrar al dormitorio me quite la blusa y la minifalda, quedando completamente desnuda y le pedí lo mismo a Jorgito, el cual torpe y nerviosamente se quito la ropa como pudo.
Yo me adelanté, y me subí a la cama quedando de rodillas sobre ella y con mi culo bien parado en dirección a Jorgito. Lo miré hacia atrás y estaba paradito junto a la puerta contemplándome.
- Que sucede? … acércate porque todo esto es para ti, le dije mientras pasaba las manos por mis nalgas y me las agarraba fuertemente.
Jorgito no lo pensó dos veces, y se lanzó en busca de mi culo. Colocó sus manos en mis glúteos y comenzó a masajearlos delicadamente, luego a besarlos y paulatinamente a apretarlos más firme.
- Uff me encanta como me tocas, le decía.
- Que cachetes más ricos!… tiene el tremendo culo!, exclamaba Jorgito mientras me masajeaba las nalgas firmemente.
- Te gustan muchos mi cachetes?... son tuyos!
- mmmm me encantan Cata!
De pronto Jorgito separó un poco mis nalgas y deslizo su lengua a lo largo de toda mi rajita. Fue tan sorpresivo como excitante que lancé un fuerte gemido.
- Que pasó Cata? eso le gustó?
- Sii mucho!! sigue haciéndolo!! le ordené.
Jorgito comenzó a lamer mi ano, tal cual como un niño lame una paleta y mi cuerpo comenzó a estremecerse de placer. Se sentían tan ricas esas lamidas que empecé a gemir lentamente y aún más cuando frotaba mi clítoris con mis dedos. Mi concha estaba mojadísima y mi juguito empezó a escurrir por la cara interna de mis muslos, de lo cual Jorgito se percató y sin previo aviso metió su lengua en mi vagina casi como escarbando (escribo y escribo y estoy igual de empapada como esa vez), degustó todos mis jugos y siguió chupando como endemoniado.
Sinceramente yo gritaba como una verdadera puta y mi cuerpo temblaba, estaba a punto de correrme.. si, Jorgito estaba a punto de hacer que me corriera. Pero no quería acabar tan rápido, así que tuve que detenerlo.
Dejé caer mi cuerpo sobre la cama y me tomó varios segundos recuperar el aliento. Jorgito quedó mirándome con su cara bañada en mis jugos y como preguntándose si había hecho algo mal.
- Discúlpeme… está bien? me preguntó sentándose a mi lado.
- Estoy de maravilla! Casi haces que me corra con esa lengua que tienes jaja… así que no me mires así, asustado y límpiate la cara.
Tomó la misma toalla con que lo había recibido y luego limpió su cara. Después de eso le dije que se tendiera sobre la cama y creo que está demás decirles que su pene quedó apuntando al cielo como el mástil de un barco.
- Te gustó el sabor de mi culo?
- Me encantó…
-Te gustó el juguito de mi concha?
- Si, estaba delicioso…
- Y te gustó penetrarme con tu lengua?
- Siii muchísimo!…
- Jejeje pues muy bien, ahora quiero sentir tu pene dentro de mi.
Me paré sobre la cama y puse cada uno de mis pies a un costado del cuerpo de Jorgito, a la altura de sus caderas y lentamente comencé a agacharme quedando en cuclillas sobre él. Agarré su pene con una mano y empecé a frotarlo partiendo de mi clítoris hasta casi llegar a mi ano.
El liquido pre seminal que goteaba y escurría por su glande se mesclaban con los fluidos que salían por mi vagina. La cara de placer que tenía Jorgito en ese momento era inexplicable y supongo que la mía también.
- Te gusta que haga esto, verdad? le pregunté perversamente mirándolo a los ojos.
- S-sii, me ecantaaa! me respondió con la respiración agitada.
- Entonces creo que esto te va a gustar más, le dije.
Detuve los movimientos que hacía con su pene, lo acomodé a la entrada de mi vagina y comencé a agacharme más y más, hasta que me senté sobre su cuerpo y su erecto miembro se perdió dentro de mí. Fue una sensación exquisita!
Incliné mi cuerpo hacia adelante y apoyé mis manos sobre su pecho, Jorgito aprovechó ese momento para estirar sus manos y agarrar mis tetas, comenzó a apretarlas y a jugar con ellas al mismo tiempo en que yo empecé a mover mis caderas de arriba a abajo en forma muy lenta. Se sentía tan rico su pene dentro de mí, que sentía que en cualquier momento me iba a correr.
Sin darme cuenta mis movimientos fueron más bruscos y aumentaron en velocidad, prácticamente comencé a saltar sobre él y mis gemidos fueron imposibles de callar. Miraba a Jorgito y éste estaba extasiado, se notaba que en cualquier momento iba a acabar y de hecho, así fue.
Fueron suficientes los casi dos minutos que estuve cabalgando sobre su pene para que Jorgito eyaculara y llenara mi concha de leche.
Al momento del orgasmo Jorgito dio un fuerte gemido y su cuerpo tuvo un gran espasmo, llegando a levantar el mío. Fue cosa de ver su carita y sentir como su lechita me llenaba, para que yo también alcanzara uno de los mas placenteros orgasmos. Acabé solo unos segundos después que Jorgito y mi cuerpo tembloroso cayó rendido sobre él.
Nuestras respiraciones estaban tan agitadas que prácticamente no podíamos hablar, yo solo lo miraba y acariciaba su rostro. Después de unos minutos, me senté sobre la cama y me percaté que faltaba poco para las siete de la tarde, así que le agradecí por el grandioso momento y le aconsejé de que se fuera a su casa y cuando estaba recogiendo su ropa y la mía, me acordé de mi hijo y de la razón por la que Jorgito estaba ahí.
- Ahhh! y creo que mi hijo llegará más tarde, es mejor que vengas mañana a verlo, le dije con una sonrisa en la cara.
Lógicamente no quise decirle que él estaba en la playa y no llegaría en cinco días jijiji….
8 years ago
Saludos!
Nuevamente me la dejaste durísima...