En entrenamiento
Las primeras noches a solas con mi padrastro fueron increíbles. Julián me hizo sentir cosas que hasta ese entonces jamás las había sentido y todo sucedió en el momento preciso, cuando mi cuerpo y mente estaban despertando sexualmente.
Esas primeras noches, mi padrastro se encargó de prepararme muy bien para lo que vendría más adelante. Yo ya sabía que cuando mi madre se marchaba a su trabajo comenzaban las noches de placer con Julián. Cuando él llegaba a mi pieza, yo ya lo esperaba desnuda en mi cama y con mi calzón en la mano, listo para entregárselo y de inmediato comenzara a excitarse, era algo que siempre hacía, mi ropa interior sucia era unos de sus tantos fetiches, mientras más sucio y con mas olor, él lo disfrutaba aun mas.
Luego de extasiarse con mi calzoncito sucio, comenzaba a acariciarme, primero mi cabello, mi rostro, mis tetitas, seguía mas abajo con mis piernas, besaba mis pies y subía nuevamente hasta detenerse frente a mi vulva, que en ese entonces recién se me asomaban pequeños vellitos oscuros. Él acercaba su nariz y su boca hacia mí y me deba delicados besitos que causaban que mi cuerpo temblara.
Mientras la hora avanzaba junto con sus besos y caricias, mi cuerpo ya era totalmente suyo; mi piernas abiertas frente a él, eran un indicio claro de que yo le pertenecía completamente.
A esas alturas de la noche su larga lengua bailaba dentro de mi vagina mojada y caliente. El sabor y olorcito a orines que tenía mi conchita a Julián lo volvía loco, él no se cansaba de decírmelo, por lo mismo, siempre antes irme a la cama y esperarlo, yo pasaba al baño a orinar y no me limpiaba.
Después de hacerme un buen y rico sexo oral, Julián me volteaba y comenzaba a jugar con mi culito. Su forma de masajear mis cachetes; delicado y brusco a la vez me encantaba, y cuando mi cuerpo aun estaba tembloroso y reponiéndose, volvía a retorcerme de placer al sentir su lengua deslizarse una y otra vez a lo largo de toda mi rajita. Lo que él mas quería, era penetrar mi ano con su larga y mojada lengua, pero mi estrecho y apretado ano de niña se lo impedían y solo se aflojaba al sentir las ricas nalgadas que me daba. Era en ese momento cuando aprovechaba de meter su dedo índice y una vez bien adentro, comenzaba a moverlo hacia adelante y hacia atrás.
- Relaja el hoyito; me decía cada vez que cerraba mi ano con fuerza y apretaba su dedo.
- Pero no lo meta tan fuerte; le decía dando pequeños quejidos.
- Tranquilita, te duele un poco porque no te relajas... eesoo así, relaja el potito; me aconsejaba mientras masajeaba y acariciaba mis cachetes y cuando mi ano ya comenzaba a dilatarse.
- ¿ Así está bien ? ; le preguntaba inocentemente mientras su dedo salía y entraba por mi culo.
- Perfecto, catita!! muy bien. Tranquilita nomas.
Julián me decía que lo que me hacía era solo un entrenamiento para lo que se vendría en las siguientes noches. Mi mente de niña curiosa y deseosa de aprender y experimentar cosas nuevas, suponía en cierta medida lo que se me vendría, pero mientras tanto aun estaba en etapa de entrenamiento anal, lo cual lo disfrutaba de sobremanera.
El entrenamiento duró 6 noches, hasta el momento en que me dijo que estaba lista. Cuando me dijo eso, rápidamente le pregunté:
- ¿ Lista para qué ? ...
Esas primeras noches, mi padrastro se encargó de prepararme muy bien para lo que vendría más adelante. Yo ya sabía que cuando mi madre se marchaba a su trabajo comenzaban las noches de placer con Julián. Cuando él llegaba a mi pieza, yo ya lo esperaba desnuda en mi cama y con mi calzón en la mano, listo para entregárselo y de inmediato comenzara a excitarse, era algo que siempre hacía, mi ropa interior sucia era unos de sus tantos fetiches, mientras más sucio y con mas olor, él lo disfrutaba aun mas.
Luego de extasiarse con mi calzoncito sucio, comenzaba a acariciarme, primero mi cabello, mi rostro, mis tetitas, seguía mas abajo con mis piernas, besaba mis pies y subía nuevamente hasta detenerse frente a mi vulva, que en ese entonces recién se me asomaban pequeños vellitos oscuros. Él acercaba su nariz y su boca hacia mí y me deba delicados besitos que causaban que mi cuerpo temblara.
Mientras la hora avanzaba junto con sus besos y caricias, mi cuerpo ya era totalmente suyo; mi piernas abiertas frente a él, eran un indicio claro de que yo le pertenecía completamente.
A esas alturas de la noche su larga lengua bailaba dentro de mi vagina mojada y caliente. El sabor y olorcito a orines que tenía mi conchita a Julián lo volvía loco, él no se cansaba de decírmelo, por lo mismo, siempre antes irme a la cama y esperarlo, yo pasaba al baño a orinar y no me limpiaba.
Después de hacerme un buen y rico sexo oral, Julián me volteaba y comenzaba a jugar con mi culito. Su forma de masajear mis cachetes; delicado y brusco a la vez me encantaba, y cuando mi cuerpo aun estaba tembloroso y reponiéndose, volvía a retorcerme de placer al sentir su lengua deslizarse una y otra vez a lo largo de toda mi rajita. Lo que él mas quería, era penetrar mi ano con su larga y mojada lengua, pero mi estrecho y apretado ano de niña se lo impedían y solo se aflojaba al sentir las ricas nalgadas que me daba. Era en ese momento cuando aprovechaba de meter su dedo índice y una vez bien adentro, comenzaba a moverlo hacia adelante y hacia atrás.
- Relaja el hoyito; me decía cada vez que cerraba mi ano con fuerza y apretaba su dedo.
- Pero no lo meta tan fuerte; le decía dando pequeños quejidos.
- Tranquilita, te duele un poco porque no te relajas... eesoo así, relaja el potito; me aconsejaba mientras masajeaba y acariciaba mis cachetes y cuando mi ano ya comenzaba a dilatarse.
- ¿ Así está bien ? ; le preguntaba inocentemente mientras su dedo salía y entraba por mi culo.
- Perfecto, catita!! muy bien. Tranquilita nomas.
Julián me decía que lo que me hacía era solo un entrenamiento para lo que se vendría en las siguientes noches. Mi mente de niña curiosa y deseosa de aprender y experimentar cosas nuevas, suponía en cierta medida lo que se me vendría, pero mientras tanto aun estaba en etapa de entrenamiento anal, lo cual lo disfrutaba de sobremanera.
El entrenamiento duró 6 noches, hasta el momento en que me dijo que estaba lista. Cuando me dijo eso, rápidamente le pregunté:
- ¿ Lista para qué ? ...
10 years ago
nada mas rico que desvirgar un culo apretadito
Eres muy detallada eso es genial
Más, más, mas...