VOYEUR. BEACH. CUCKOLD
Lo que te voy a contar sucedió en la playa el verano pasa-do. Llegamos a media tarde después de haber comido en Ibiza y buscamos un sitio alejado de los chiringuitos que están a ambos lados de la playa. Extendimos las toallas en mitad de la arena entre las dunas y el agua, más cerca de la valla para estar un poco más al resguardo, aunque casi no había gente, más que un par de parejas a lo lejos y un hombre de unos 60 años bajo una sombrilla. Se notaba que era asiduo de la playa, moreno, algo entrado en carnes y con una buena polla que mostraba orgulloso levantándose cada poco tiempo.
Nosotros nos desnudamos para tomar el sol y nos dimos crema, mi mujer a mí y yo a ella, de pie, sin pensar en otra cosa que no fuera tumbarnos en la arena a pasar la tarde placidamente. Pero cuando yo estaba dando crema a mi mujer en su espalda, me di cuenta de que el hombre maduro tenía la mano en su polla y se la acariciaba mientras miraba a mi mujer. Cuando vio que yo me había dado cuenta paró de hacerlo, pero a mí me había excitado tanto la situación que le sonreí para que notara mi aprobación.
Lo tuvo muy claro porque enseguida se puso otra vez manos a la obra, esta vez con más ganas todavía, ya que yo empecé a apli-car la crema en el culo y en las tetas de mi mujer, magreándolas a conciencia y girándola a ella de tal modo que él pudiera ver como lo hacía, además de contemplar en primera fila su coño y sus tetas. Ella ni se percató de lo que ocurría, yo no quise decirle nada por miedo a que se cortara, así que establecí con el maduro una especie de complicidad a espaldas de mi mujer pero con su participación.
Ya tumbados en el suelo, empecé a juguetear con ella para que el hombre maduro disfrutara de ello. Lo que a mí me hubiera gustado es que él mismo estuviera en mi lugar y yo en el suyo, pero sé que mi mujer no habría accedido, así que hice todo lo que pude por satisfacer los deseos de mi amigo. Empecé a sobar-le las tetas, a chuparle los pezones mientras miraba a mi amigo y veía como se hacía una paja increíble con el espectáculo.
Mi mujer estaba caliente pero no le gusta exhibirse, solo decía "para, que nos van a ver". Yo le dije que las demás parejas esta-ban muy lejos y el hombre que estaba en la sombrilla estaba durmiendo, cosa que ella debió de creer ya que permitió seguir con mis juegos. Tengo que decir que ella no le veia, ya que tenía los ojos cerrados boca arriba hacia el sol. Bajé la mano hacia su coño pero no me pare ahí, quería que mi amigo tuviera una bue-na visión de todo y seguí hasta los muslos y las rodillas para abrirle más las piernas y que el hombre pudiera contemplar su coño bien abierto desde cerca.
Volví hasta su coño y empecé a masturbarla, metiéndole un de-do en él y con el pulgar en su clítoris, mientras que con la otra mano seguía magreando sus tetas y veía como mi amigo tenía la polla a tope, estaba a punto de correrse en frente de mí mirando a mi mujer. Ella estaba disfrutando, gemía por lo bajo, pero no debía sentirse muy segura, quizás muy expuesta, porque se giró sobre sí misma y se colocó boca a bajo. "Sigue, pero así" me di-jo. Yo saqué los dedos de su coño mojadísimo y lleno de flujo y me los chupé mirando a mi amigo. Sabía que le faltaba poco para correrse y que le podía ofrecer la visión que le faltaba de mi mu-jer, su culo.
Mientras ella permanecía boca a bajo hacia mí, yo le separé las piernas para que mi amigo tuviera una buena vista de su coño y su culo abierto. Seguí
metiéndole un dedo por el coño y otro jugando en su culito. Ella estaba gozando, roja como un tomate por el sol y el calentón y yo sonreía a mi amigo
ofreciéndole el coño y el culo de mi mujer para que él terminara su paja. Estaba a unos diez metro de nosotros, pero os juro que no le faltaría mucho para que llegara su corrida hasta las piernas de mujer, veía como le empezaba a salir unos chorros de leche con una presión increíble, como si nunca se hubiera corrido. Yo solo pensaba en que ojalá su semen llegase un poco más lejos y cayese sobre mi mujer, que también debía haberse quedado a gusto, porque ya había parado de mover su culo buscando que mis dedos entraran más dentro de su coño, y se había quedado acurrucada con una sonrisa en la boca.
Ella se levantó casi a la vez que él para darse un baño, supongo que los dos necesitaban limpiarse, y yo me quedé en la toalla viéndoles y pensando en que mi mujer estaba bañándose junto a un hombre que acababa de hacerse una paja con ella, que había visto de cerca su cara, sus tetas, su culo, su coño, que seguía viéndolas y pensando en follarla, seguro, y ella no se había dado cuenta de nada.
Nosotros nos desnudamos para tomar el sol y nos dimos crema, mi mujer a mí y yo a ella, de pie, sin pensar en otra cosa que no fuera tumbarnos en la arena a pasar la tarde placidamente. Pero cuando yo estaba dando crema a mi mujer en su espalda, me di cuenta de que el hombre maduro tenía la mano en su polla y se la acariciaba mientras miraba a mi mujer. Cuando vio que yo me había dado cuenta paró de hacerlo, pero a mí me había excitado tanto la situación que le sonreí para que notara mi aprobación.
Lo tuvo muy claro porque enseguida se puso otra vez manos a la obra, esta vez con más ganas todavía, ya que yo empecé a apli-car la crema en el culo y en las tetas de mi mujer, magreándolas a conciencia y girándola a ella de tal modo que él pudiera ver como lo hacía, además de contemplar en primera fila su coño y sus tetas. Ella ni se percató de lo que ocurría, yo no quise decirle nada por miedo a que se cortara, así que establecí con el maduro una especie de complicidad a espaldas de mi mujer pero con su participación.
Ya tumbados en el suelo, empecé a juguetear con ella para que el hombre maduro disfrutara de ello. Lo que a mí me hubiera gustado es que él mismo estuviera en mi lugar y yo en el suyo, pero sé que mi mujer no habría accedido, así que hice todo lo que pude por satisfacer los deseos de mi amigo. Empecé a sobar-le las tetas, a chuparle los pezones mientras miraba a mi amigo y veía como se hacía una paja increíble con el espectáculo.
Mi mujer estaba caliente pero no le gusta exhibirse, solo decía "para, que nos van a ver". Yo le dije que las demás parejas esta-ban muy lejos y el hombre que estaba en la sombrilla estaba durmiendo, cosa que ella debió de creer ya que permitió seguir con mis juegos. Tengo que decir que ella no le veia, ya que tenía los ojos cerrados boca arriba hacia el sol. Bajé la mano hacia su coño pero no me pare ahí, quería que mi amigo tuviera una bue-na visión de todo y seguí hasta los muslos y las rodillas para abrirle más las piernas y que el hombre pudiera contemplar su coño bien abierto desde cerca.
Volví hasta su coño y empecé a masturbarla, metiéndole un de-do en él y con el pulgar en su clítoris, mientras que con la otra mano seguía magreando sus tetas y veía como mi amigo tenía la polla a tope, estaba a punto de correrse en frente de mí mirando a mi mujer. Ella estaba disfrutando, gemía por lo bajo, pero no debía sentirse muy segura, quizás muy expuesta, porque se giró sobre sí misma y se colocó boca a bajo. "Sigue, pero así" me di-jo. Yo saqué los dedos de su coño mojadísimo y lleno de flujo y me los chupé mirando a mi amigo. Sabía que le faltaba poco para correrse y que le podía ofrecer la visión que le faltaba de mi mu-jer, su culo.
Mientras ella permanecía boca a bajo hacia mí, yo le separé las piernas para que mi amigo tuviera una buena vista de su coño y su culo abierto. Seguí
metiéndole un dedo por el coño y otro jugando en su culito. Ella estaba gozando, roja como un tomate por el sol y el calentón y yo sonreía a mi amigo
ofreciéndole el coño y el culo de mi mujer para que él terminara su paja. Estaba a unos diez metro de nosotros, pero os juro que no le faltaría mucho para que llegara su corrida hasta las piernas de mujer, veía como le empezaba a salir unos chorros de leche con una presión increíble, como si nunca se hubiera corrido. Yo solo pensaba en que ojalá su semen llegase un poco más lejos y cayese sobre mi mujer, que también debía haberse quedado a gusto, porque ya había parado de mover su culo buscando que mis dedos entraran más dentro de su coño, y se había quedado acurrucada con una sonrisa en la boca.
Ella se levantó casi a la vez que él para darse un baño, supongo que los dos necesitaban limpiarse, y yo me quedé en la toalla viéndoles y pensando en que mi mujer estaba bañándose junto a un hombre que acababa de hacerse una paja con ella, que había visto de cerca su cara, sus tetas, su culo, su coño, que seguía viéndolas y pensando en follarla, seguro, y ella no se había dado cuenta de nada.
12 years ago
Para cuandpo más?????