El paseo
Tras mis primeras experiencias homosexuales me di cuenta de mis dos lados.
Me gustaban las mujeres, pero me volvían loco las pollas y, sobre todo, me encantaba que me follaran.
Esto supuso el que buscase cualquier oportunidad de dedicarme a encontrar cualquier posibilidad de disfrutar de una buena herramienta. Me volvía loco el comérmelas y que me follaran.
Otra de las costumbres que adquirí fue el de mostrar mi rabo en cualquier oportunidad, y acudía a zonas o lugares en donde me quitaba la ropa y me masturbaba, con la esperanza de coincidir con alguien con quien compartir.
Un día me encontraba en casa de unos familiares cuando, tras las comida, ellos se pusieron a hacer la siesta y a otras cosas. Yo les indiqué que me iba a dar un paseo.
Su casa se encontraba en una zona de monte, alejada de zona urbana, así que, me puse unos pantalones cortos y una camiseta y me fui a caminar por los caminos colindantes.
No se veía un alma, así que, a mitad de camino, decidí quitarme los pantalones e ir con la polla al aire.
El riesgo de encontrarme con alguien era muy grande y eso siempre me la ha puesto muy dura y tiesa. Mientras caminaba, no dejaba de tocármela y pajearme.
Llegó un momento en que también me quité la camiseta, lo que suponía que allí estaba yo, totalmente desnudo y caminado por un camino público por el que, en cualquier momento, podía pasar alguien.
Encontré una casa en construcción. Estaba muy excitado y ya me dolía la polla de lo dura que la tenía y decidí entrar para hacerme una buena paja y descargar toda mi leche y así tranquilizar mi verga
Entré y no me pareció que hubiese alguien trabajando, ni se oía ruido alguno, así que me tumbé en un espacio de lo que, parecía, sería una próxima terraza.
Tumbado desnudo al sol, comencé a masturbarme, masajeando mi polla y metiéndome los dedos en el culo.
Estaba en ello cuando me pareció oír un ruido o sonidos. En un principio me asusté, pues estaba en una propiedad privada y, lo más preocupante, en pelotas, con la polla tiesa el culo en pompa, pero me giré para intentar encontrar de donde provenía el ruido.
Mi sorpresa fue el encontrarme a cuatro hombres que estaban emparejados follándose entre ellos mientras miraban como me pajeaba.
Mi polla se recuperó del susto inicial y se puso dura y tiesa otra vez, así que me acerqué a ellos mientras me la tocaba. Al llegar hasta ellos, uno de los que estaba siendo penetrado me pidió que me acercase más y, cuando ya estaba a su altura, cogió mi polla, se la metió en la boca y comenzó a mamármela. Llegó un momento en el que le pedí que parase porque estaba a punto de correrme y esta era una oportunidad de disfrutar de una buena follada y quería prolongarla en el tiempo lo máximo posible.
Mi culo ya estaba pidiendo ser penetrado, así que me puse a cuatro patas delante de ellos y esperé a que alguno tomase la iniciativa. La espera no fue larga. Al momento noté unos dedos húmedos que se abrían paso en mi ojete y me percaté que estaban lubricándome con algún producto, lo que suponía que, en pocos momentos, notaría alguna polla dentro. Y así fue. Tras pocos instantes ya noté como una gruesa polla me penetraba. Tenía que ser una buena polla, pues notaba su grosor y largura dentro de mi culo, pero no pude girarme para verla pues, en ese momento, otro de ellos se puso delante de mí y me metió un fantástico rabo en la boca: hermosa, grande y gruesa y con un capullo redondo y gordo, brillante de deseo.
Así que me puse a mamarla. A mi lado, los otros dos se pajeaban mirando, también con dos buenas herramientas.
Los cuatro se fueron turnando, cambiando sus posiciones y penetrándome la boca y el culo de forma alternativa. Mientras dos me usaban, los restantes se follaban entre ellos.
Dos de ellos se corrieron en mí boca: leche sabrosa, caliente, ácida en algún caso y en una buena cantidad. El tercero se corrió en mi culo, dejándome bien lleno y escurriéndose la lefa por mis huevos y mis piernas.
Yo seguía con la polla dura, y el cuarto de estos hombres, también, así que les pedimos a los tres que ya se habían corrido que se pusiesen a cuatro patas, y así, con el culo bien expuesto, nos los fuimos follando alternativamente.
Fue una follada espectacular de casi dos horas y en la que terminé corriéndome como un a****l en las bocas de los tres.
Tras ella, pensaba que la cosa quedaría finalizada, pero nada más lejos de la realidad ya que, en pocos minutos, y ante la visión de nuestras pollas, enseguida estábamos otra vez empalmados, con lo que volvimos a empezar.
Salía de casa a las tres de la tarde y volvía a las ocho, lo que da idea del pedazo de follada de que nos dimos.
He vuelto a buscar estas experiencias y tengo que decir que las he encontrado....pero esto es otra historia
Me gustaban las mujeres, pero me volvían loco las pollas y, sobre todo, me encantaba que me follaran.
Esto supuso el que buscase cualquier oportunidad de dedicarme a encontrar cualquier posibilidad de disfrutar de una buena herramienta. Me volvía loco el comérmelas y que me follaran.
Otra de las costumbres que adquirí fue el de mostrar mi rabo en cualquier oportunidad, y acudía a zonas o lugares en donde me quitaba la ropa y me masturbaba, con la esperanza de coincidir con alguien con quien compartir.
Un día me encontraba en casa de unos familiares cuando, tras las comida, ellos se pusieron a hacer la siesta y a otras cosas. Yo les indiqué que me iba a dar un paseo.
Su casa se encontraba en una zona de monte, alejada de zona urbana, así que, me puse unos pantalones cortos y una camiseta y me fui a caminar por los caminos colindantes.
No se veía un alma, así que, a mitad de camino, decidí quitarme los pantalones e ir con la polla al aire.
El riesgo de encontrarme con alguien era muy grande y eso siempre me la ha puesto muy dura y tiesa. Mientras caminaba, no dejaba de tocármela y pajearme.
Llegó un momento en que también me quité la camiseta, lo que suponía que allí estaba yo, totalmente desnudo y caminado por un camino público por el que, en cualquier momento, podía pasar alguien.
Encontré una casa en construcción. Estaba muy excitado y ya me dolía la polla de lo dura que la tenía y decidí entrar para hacerme una buena paja y descargar toda mi leche y así tranquilizar mi verga
Entré y no me pareció que hubiese alguien trabajando, ni se oía ruido alguno, así que me tumbé en un espacio de lo que, parecía, sería una próxima terraza.
Tumbado desnudo al sol, comencé a masturbarme, masajeando mi polla y metiéndome los dedos en el culo.
Estaba en ello cuando me pareció oír un ruido o sonidos. En un principio me asusté, pues estaba en una propiedad privada y, lo más preocupante, en pelotas, con la polla tiesa el culo en pompa, pero me giré para intentar encontrar de donde provenía el ruido.
Mi sorpresa fue el encontrarme a cuatro hombres que estaban emparejados follándose entre ellos mientras miraban como me pajeaba.
Mi polla se recuperó del susto inicial y se puso dura y tiesa otra vez, así que me acerqué a ellos mientras me la tocaba. Al llegar hasta ellos, uno de los que estaba siendo penetrado me pidió que me acercase más y, cuando ya estaba a su altura, cogió mi polla, se la metió en la boca y comenzó a mamármela. Llegó un momento en el que le pedí que parase porque estaba a punto de correrme y esta era una oportunidad de disfrutar de una buena follada y quería prolongarla en el tiempo lo máximo posible.
Mi culo ya estaba pidiendo ser penetrado, así que me puse a cuatro patas delante de ellos y esperé a que alguno tomase la iniciativa. La espera no fue larga. Al momento noté unos dedos húmedos que se abrían paso en mi ojete y me percaté que estaban lubricándome con algún producto, lo que suponía que, en pocos momentos, notaría alguna polla dentro. Y así fue. Tras pocos instantes ya noté como una gruesa polla me penetraba. Tenía que ser una buena polla, pues notaba su grosor y largura dentro de mi culo, pero no pude girarme para verla pues, en ese momento, otro de ellos se puso delante de mí y me metió un fantástico rabo en la boca: hermosa, grande y gruesa y con un capullo redondo y gordo, brillante de deseo.
Así que me puse a mamarla. A mi lado, los otros dos se pajeaban mirando, también con dos buenas herramientas.
Los cuatro se fueron turnando, cambiando sus posiciones y penetrándome la boca y el culo de forma alternativa. Mientras dos me usaban, los restantes se follaban entre ellos.
Dos de ellos se corrieron en mí boca: leche sabrosa, caliente, ácida en algún caso y en una buena cantidad. El tercero se corrió en mi culo, dejándome bien lleno y escurriéndose la lefa por mis huevos y mis piernas.
Yo seguía con la polla dura, y el cuarto de estos hombres, también, así que les pedimos a los tres que ya se habían corrido que se pusiesen a cuatro patas, y así, con el culo bien expuesto, nos los fuimos follando alternativamente.
Fue una follada espectacular de casi dos horas y en la que terminé corriéndome como un a****l en las bocas de los tres.
Tras ella, pensaba que la cosa quedaría finalizada, pero nada más lejos de la realidad ya que, en pocos minutos, y ante la visión de nuestras pollas, enseguida estábamos otra vez empalmados, con lo que volvimos a empezar.
Salía de casa a las tres de la tarde y volvía a las ocho, lo que da idea del pedazo de follada de que nos dimos.
He vuelto a buscar estas experiencias y tengo que decir que las he encontrado....pero esto es otra historia
3 years ago