Estaba decidido. Nos veríamos más pronto que tarde. La distancia nos había acercado sin darnos cuenta. Los preámbulos habían caducado y sentía unas ganas terribles de tocarte, de escucharte cerca. De sentir ese calor que me recorre por dentro cuando estoy lleno de pasión. Sólo tenía que cerrar los ojos e imaginarte para que esta sensación me recorriera. El deseo me cegaba y yo me abandonaba a su voluntad. Cerraba los ojos una y otra vez para sentir como ese placer recorría mi cuerpo. Sentía adicción de ese impulso. Me estremecía por dentro y, aún, no nos habíamos encontrado. Read more