Ya sabĂ©is todos cĂłmo son las tardes de domingo. Estaba sentado en mi sofĂĄ viendo el partido de fĂștbol que mi equipo estaba jugando. Mala tarde, empate a cero y no parecĂa que fuera a cambiar la cosa. En un momento dado, del dormitorio saliĂł mi novia, Iba vestida sĂłlo con una vieja camisa mĂa abotonada hasta la mitad, que dejaba adivinar sus hermosos pechos, y una braguitas. Se sentĂł a mi lado, pero a ella le aburre el fĂștbol, asĂ que se puso en plan cariñoso a besarme, a morderme la oreja y a a cariciarme. Yo trataba de apartarla y que me dejara ver el partido, pero insistĂa, me metĂa la mano Read more