NOCHE DE VIERNES

Era el segundo local en el que entraban aquella noche. La verdad, se podía ir de local en local sin mojarse porque, a pesar de ser diciembre, aquella noche no llovía. El grupo ya había perdido parte de los miembros tras la cena en el restaurante. Es lo que pasa en todas las cenas de empresa: hay quien se apunta tan sólo para cubrir el expediente. Joseba no. Le gusta cenar pero también le gusta quedarse con sus compañeros y compañeras después tomando unas copas y charlando de todo menos de trabajo.
"Hija mía, Ainara, tú eres como el buen vino. Con los años mejoras aún más". Eso le dijo a una de sus compañeras. Lo cierto es que no se puede decir que sintiera algo especial por ella, más allá de tener una buena relación en el trabajo. Solía coincidir en los descansos y, sobre todo, todas las juergas y celebraciones varias que se organizaban. Una cosa era cierta, era guapa y siempre se lo pareció a Joseba.
Ella respondió con una sonrisa y con un cachete cariñoso en la cabeza de Joseba. Aquel piropo no era para nada pretencioso. Realmente así lo pensaba Joseba y, quizás ayudado por el vino de la cena y los dos cubatas que llevaba encima, se atrevió a decírselo.
El grupo siguió a lo suyo: unos charlando, otros bailando y otros haciendo algo parecido a bailar. Joseba sintió que la bebida estaba empezando a hacerle reacción y no solamente en la cabeza. Así decidió buscar los baños. Se abrió paso entre la gente y subió las escaleras que llevaban a su destino. Abrió una primera puerta y ante él aparecieron otras dos: una de mujeres y otra de caballeros. Entro en el de caballeros y cerro el pestillo. "Vaya, qué limpio está esto" pensó para sus adentros. Estaba acostumbrado a encontrar auténticas cloacas en los baños de Bilbao los fines de semana por la noche. Pero aquel no. Cuando acabó, tuvo cuidado de limpiarse bien, pulso el botón y bajó la tapa ("que no se diga", pensó). Abrió la puerta y se dispuso a salir echando un último vistazo atrás para asegurarse de que todo quedaba, al menos, como lo había encontrado.
En ese momento giró la cabeza y se encontró de golpe a Ainara. "Coño, Ainara, casi me asustas. Estaba tan ensimismado que..." Ella no le dejó acabar. Le dio un empujón mientras abría la puerta del baño de caballeros. Ambos entraron a trompicones. Cerro el pestillo y se quedó mirando a Joseba. Sin decir ni palabra lo cogió del cuello y acerco su boca a la de Joseba. Él estaba sorprendido por la reacción de la chica pero no estaba para negarse. No. Así que la tomó por la cintura y respondió a su beso. Comenzó a mordisquear sus labios mientras acariciaba su espalda. Ella enredaba sus dedos en los cabellos del chico mientras sus lenguas comenzaron a jugar en un beso interminable. Joseba llevó sus manos a los botones de la blusa de la chica y con torpeza los fue desabrochando uno a uno. Ella tenía su mano posada en la entrepierna acariciándolo y haciendo que su miembro comenzara a reaccionar. Al notarlo ella sonrió mientras se desabrochaba el sujetador. Joseba se quedó mirando aquellos pechos y no tardó en acariciarlos con las yemas de sus dedos. Cuando éstos rozaron los pezones la chica soltó el primero de sus suspiros. Eso provocó que Joseba llevara su boca a los pechos de su compañera. Los chupaba con ansia mordisqueando los pezones. Para entonces ninguno de los dos tenía cubierto su torso.
Ainara bajó la cremallera del pantalón del chico y soltó el cinturón. Tiró de la ropa y se llevó pantalón y bóxer dejando el pene de su compañero libre de ataduras. Esa libertad le duró poco porque al momento la mano derecha de la chica lo aferró. Comenzó a acariciarlo. Su mano se deslizaba por todo el miembro de arriba a abajo y de vuelta a arriba. Ahora el que gemía era Joseba. "¿Te gusta?" Preguntó ella. Él respondió con otro pregunta: "¿Tú que crees?" Ainara se sentó en la taza mientras seguía acariciando el pene de su compañero. "Pues a ver si te gusta esto también". Sacó su lengua y comenzó a recorrer el pene del chico de arriba a abajo. Llegó a los testículos y continuó trabajando con su lengua. Cuando terminó volvió al glande. Abrió la boca y comenzó a meter el miembro en su boca. Éste fue desapareciendo en su interior para luego aparecer de nuevo cuando realizó el movimiento contrario. La lengua ayudaba a la boca y ensalivaba todo el pene. Joseba cerró los ojos y sólo se centró en lo bien que lo estaba haciendo la chica. Ainara aumentó el ritmo de su boca a la vez que se ayudaba de la mano. El chico se estaba excitando por momentos... Esa boca lo estaba volviendo loco. La lengua lo recorría una y otra vez hasta que la boca hacia desaparecer parte de su miembro. De una de las veces que abrió los ojos viendo que las dos manos de la chica estaban ocupadas: la derecha acariciando su pene y los dedos de la izquierda acariciando su propio sexo. Esa imagen lo excitó aún más. Mientras su boca lo devoraba, sus dedos acariciaban los labios y el clítoris. "Ven aquí" le dijo a la chica mientras la ayudaba a ponerse de pie. "Quiero probar eso que estás acariciando con tu mano izquierda" añadió. Ella se incorporó, acabó de quitarse sus vaqueros y dijo: "todo tuyo". El chico se sentó y empezó a acariciar el sexo de su compañera. Ainara había hecho parte del trabajo por él. Estaba completamente húmeda así que sus dedos se deslizaron por su sexo produciendo un tremendo placer. Acarició sus labios y los dedos índice y corazón comenzaron a abrirse paso introduciéndose poco a poco dentro. Ainara levantó la pierna derecha y la puso encima del hombro del chico. Él entendió al momento lo que ella estaba deseando, así que no le hizo verbalizarlo. Llevó su boca al sexo de la chica para que su lengua lo recorriera. Lo movía como si estuviera buscando algo. Saboreaba su sexo. Ciertamente, le gustaba el sabor que tiene el sexo femenino en momentos así. Le gustaba y lo excitaba aún más. Ainara gemía y se derretía sintiendo la lengua de su compañero chupando sus labios, metiéndose dentro de ella simulando el trabajo previo de los dedos... La lengua de Joseba, ayudada por sus dedos, encontró lo que buscaba: llegó al clítoris. Comenzó a recorrerlo haciendo círculos. Lo rodeó una y otra vez y aumentó la intensidad de los gemidos de la chica. En ese momento, volvió a introducir sus dedos en el sexo de la chica mientras seguía recorriendo el clítoris con la punta de su lengua. Poco a poco iba aumentando el ritmo de sus movimientos. Fue entonces cuando Ainara se dio cuenta de que no iba a poder aguantar más. Su cuerpo empezó a notar la sacudida... se encogió, se estremeció y el orgasmo se fue apoderando de ella. Tomó la cabeza de su compañero y la pegó a su sexo mientras gemía "Sí,sí, ohhh sí". Se corrió sintiendo un largo escalofrío.
Nerviosa aún por lo que acababa de sentir tomó el erecto pene de su compañero que aún estaba sentado, lo llevó a la entrada de su sexo... "Fóllame" le dijo a Joseba y se sentó encima de él. El pene del chico despareció dentro del sexo de Ainara y ambos dejaron escapar un largo suspiro. Tras el suspiro los labios se buscaron ansiosamente. La chica sentada sobre su compañero se movía en círculos con el pene clavado en lo más profundo. Las lenguas jugaron y jugaron aumentando la excitación de ambos. Las manos de Joseba aferradas a ambos pechos acariciándolos, pellizcando suavemente los pezones. Ella se incorporó ligeramente y volvió a sentarse de golpe. Segundo suspiro. Deseaba cabalgarlo y no parar hasta correrse de nuevo así que no lo dudo. Comenzó a saltar sobre Joseba. Al principio despacito, sintiendo cada centímetro de aquel pene dentro de ella. Ahora era la boca del chico la que chupa aquellos pezones duros como piedras. Los movimientos iban siendo más intensos. "Me estás volviendo loca, ¿sabes?. Tu polla me está volviendo loca." Él agarro sus caderas y la ayudó en sus movimientos. También se estaba volviendo loco. De hecho, estaba aguantando su orgasmo hacía un tiempo ya. "Quiero que te corras" le dijo a Ainara. Y era verdad... casi por puro egoísmo ya que él también quería correrse pero no antes de ella. "¿Sabes? Lo vas a conseguir. Ya no puedo más. Me corro otra vez... me cooooorrrrroooooooo. Siiiiiiiii... ¡que pasada!" La chica se corrió por segunda vez pero de una manera tan intensa como la primera. Las lenguas se encontraron fuera de ambas bocas y se chuparon.
"Y tú ¿qué? ¿Vas de duro?" Le preguntó la chica con una sonrisa pícara. "No te creas" respondió Joseba... "Mi trabajito me está costando". "Pues eso se acabó" dijo la chica. Saco el pene de su sexo y lo tomó con la mano. Empezó a acariciarlo con intensidad de arriba a abajo. Una y otra vez, aumentando la intensidad. Quiero que te corras, me oyes, córrete". "No puedo más, no puedo más" balbuceó él y se entregó al orgasmo. Su pene comenzó a liberar el semen mientras la chica lo dirigía a su vientre. Ainara notaba el tibio líquido recorrer su vientre mientras Joseba gemía una y otra vez. "Siiiiiiiiiiiiiiii. No pares". La chica no paró hasta secar a su compañero.
Cuando terminó apoyó la cabeza en el hombro Joseba. "Oye, ¿tú has oído a alguien llamar a la puerta?" Él sonrió sarcásticamente: "¡Para fijarme en eso estaba yo!" Ambos comenzaron a reír. Pasados unos minutos se vistieron y bajaron las escaleras para unirse al grupo.
Published by joseba__
8 years ago
Comments
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adrialfa96
Olee que bueno
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