Intenso

Tiene el tamaño de una almendra... dijo y me sonrió mientras su dedo índice hacia círculos en mi próstata, lugar no tan prohibido ni para nada tabú. Mis largas piernas colgaban en el borde de la cama; su otra mano estrangulando la base de mis testículos, dejando cerca de su bello rostro mi tremenda verga erecta, enrojecida y húmeda, cada vez más dura a medida que su delicado dedo hacía todo tipo de formas en mi interior.

Ella me prometió un derrame de placer, sin masturbarme. No le creí, pero los relatos eróticos de sus antiguos amantes y la experta presión de su dedo en mi punto sensible y su paciencia y dedicación que puso durante casi una hora me llevó al infierno del placer.

Supe que ya me derretía, supe que ya era el momento; no sabía si iba a eyacular u orinarme, la catarata de placer crecía y avanzaba de una forma terrible; le avise que ya no aguantaba más…
No te preocupes, yo sigo a cargo, dijo ella. Entonces mi verga ahora enorme explotó como un volcán; al principio solamente un poco de líquido pre seminal abundante y luego los espasmos, cremosa, blanca como la nieve, varias sacudidas sin control… jamás había eyaculado de esa forma, manchando desde sus cabellos hasta sus mejillas.

El temblor de mi cuerpo y la presión de su dedo en mi interior se coordinaron perfectamente. Mi vista se nubló, cerré los ojos y sentí al terminar como ella retiraba suavemente su dedo, comenzando muy lentamente a limpiarme con su lengua; la sentí sorber, la sentí tragar, la sentí lamer todo mi semen.

Cuando terminó sentí que se zambullía entre mis piernas; sus tetas enormes rozaron mi pecho y agarrándome la cara con las dos manos me besó; primero con suavidad, luego más profundo, dejándome sentir mi propio semen en su boca. Comenzó a mezclarse en mi lengua; con mucha experiencia, me lo daba me lo robaba… Durante unos minutos interminables nos fusionamos como una entidad líquida…

Casi sin darme cuenta noté mi excitación nuevamente, cerré mis ojos y sentí que ella se levantaba, se agarraba las tetas con sus manos; el sedoso pelo negro azabache caía sobre su cara, un hilo de semen se deslizaba por su barbilla, mientras gemía suavemente y se empalaba bien profundo en mi verga, balanceándose con un ritmo infernal…

Ahora no recuerdo su nombre, pero dejó su huella en mi interior y nunca la voy a olvidar...
Published by Anitaslut44
9 years ago
Comments
2
Please or to post comments
superpajero 9 years ago
que hermoso relato!!! sueño con algo así....
Reply
DanielPortenio
DanielPortenio 9 years ago
Excelente, felicitaciones...!
Reply