Volare!!!
Estoy atada a la cruz de San Andrés por mis muñecas y tobillos, con los ojos vendados, cara a la pared, desnuda salvo por un diminuto tanga de encaje negro que apenas cubre mi sexo y cuyos tirantes miden apenas unos milímetros de ancho.
Mi cuerpo, habitualmente tenso, entra en un progresivo estado de relajación, puesto que sabe que lo está por venir de su mano es bueno.
De repente, el flogger empieza a "acariciar" mi espalda y nalgas con sus colas, siento que todas las terminaciones nerviosas de mi piel cobran vida y despiertan.
Siento que los primeros azotes aunque fuertes son caricias porque el sabe que es mi primera vez.
Me va susurrando al oído palabras de ánimo y al mismo tiempo, me recuerda que no me puedo correr, que no tengo permiso. Estoy mojada, muy mojada y su mano se acerca a mi entrepierna para comprobarlo, conoce de sobra mis reacciones.
Introduce dos dedos profundamente en mi interior, encuentra mi punto flaco, lo estimula, me sitúa cerca del cielo, estoy muy próxima al orgasmo, saca los dedos, me deja compuesta y al límite.
Necesito correrme como sea, pero el muy ... no me da permiso.
Vuelve a azotarme con el flogger, pero esta vez algo más fuerte. La piel se me está volviendo de un color rojo intenso y me siento otra vez casi casi en la cresta de la ola.
Durante algunos minutos,no cesan los azotes y mis músculos empiezan a tensarse, anunciando que el clímax se aproxima como una tormenta en un día de verano, muerdo mis labios y respiro agitada, gimo, necesito gritar.
Pido permiso para correrme y me contesta: "Pídelo como debes"
Entre maldiciones, suspiros y jadeos salen de mi boca las palabras "Por favor, Señor, déjeme correrme".
Me da permiso, estallo en un orgasmo desconocido en forma e intensidad. Mis ojos están cerrados, veo chispas de mil colores proyectandose sobre mis párpados, me encuentro en otra dimensión, floto en el aire atada a la cruz!!!
Mi mente en blanco, no siento dolor, solamente placer y escucho a mi alrededor el eco su voz, en la vacía habitación, palabras cargadas de inmenso cariño, siento el calor de sus besos en mi piel y sus fuertes manos que me sujetan.
Cuando abro mis ojos, no se como, ni cuando a sucedido, pero estoy desatada de la cruz, sentada entre sus piernas y acurrucada en sus brazos, cubierta con una bata de seda roja, el me sonríe y yo me siento solo de un modo..... FELIZ!!!!!.
Mi cuerpo, habitualmente tenso, entra en un progresivo estado de relajación, puesto que sabe que lo está por venir de su mano es bueno.
De repente, el flogger empieza a "acariciar" mi espalda y nalgas con sus colas, siento que todas las terminaciones nerviosas de mi piel cobran vida y despiertan.
Siento que los primeros azotes aunque fuertes son caricias porque el sabe que es mi primera vez.
Me va susurrando al oído palabras de ánimo y al mismo tiempo, me recuerda que no me puedo correr, que no tengo permiso. Estoy mojada, muy mojada y su mano se acerca a mi entrepierna para comprobarlo, conoce de sobra mis reacciones.
Introduce dos dedos profundamente en mi interior, encuentra mi punto flaco, lo estimula, me sitúa cerca del cielo, estoy muy próxima al orgasmo, saca los dedos, me deja compuesta y al límite.
Necesito correrme como sea, pero el muy ... no me da permiso.
Vuelve a azotarme con el flogger, pero esta vez algo más fuerte. La piel se me está volviendo de un color rojo intenso y me siento otra vez casi casi en la cresta de la ola.
Durante algunos minutos,no cesan los azotes y mis músculos empiezan a tensarse, anunciando que el clímax se aproxima como una tormenta en un día de verano, muerdo mis labios y respiro agitada, gimo, necesito gritar.
Pido permiso para correrme y me contesta: "Pídelo como debes"
Entre maldiciones, suspiros y jadeos salen de mi boca las palabras "Por favor, Señor, déjeme correrme".
Me da permiso, estallo en un orgasmo desconocido en forma e intensidad. Mis ojos están cerrados, veo chispas de mil colores proyectandose sobre mis párpados, me encuentro en otra dimensión, floto en el aire atada a la cruz!!!
Mi mente en blanco, no siento dolor, solamente placer y escucho a mi alrededor el eco su voz, en la vacía habitación, palabras cargadas de inmenso cariño, siento el calor de sus besos en mi piel y sus fuertes manos que me sujetan.
Cuando abro mis ojos, no se como, ni cuando a sucedido, pero estoy desatada de la cruz, sentada entre sus piernas y acurrucada en sus brazos, cubierta con una bata de seda roja, el me sonríe y yo me siento solo de un modo..... FELIZ!!!!!.
10 years ago