Un día más de clase
Aunque ya se conocían desde el primer día de facultad, él nunca se había fijado especialmente en ella. Podría ser porque ella era una chica más bien tímida y a la que le gustaba pasar totalmente desapercibida, mientras que él, era un chico al que le gustaba hacerse notar y de los que llevaba voz cantante.
A ella no le gustaba mucho arreglarse demasiado para ir a unas simples clases, se resguardaba para ocasiones especiales, aunque ese día iba especialmente bella, o al menos eso debió pensar él, que desde primera hora se percató de ello.
No solían sentarse juntos pero tampoco era extraño que lo hicieran. Este fue uno de esos días. Ella llevaba una camisa abotonada, que, la verdad, dejaban entrever unos pechos muy turgentes, aunque de no se mostraban en demasía, ya que ella era una chica recatada, o eso parecía.
Sobre la camisa llevaba un jersey rosa de pico, que se deslizaba por su cuerpo hasta sus caderas, que eran bastante anchas puesto que no estábamos ante una chica extremadamente delgada. Un pantalón vaquero ajustado servía para tapar desde su cintura hasta casi las rodillas, justo donde se empezaban a ver unas botas de gran tacón, aunque no de aguja, puesto que estábamos en clase y no en una fiesta.
Él llevaba una simple camiseta y vaqueros también, pero bastante desgastados y con multitud de roturas que servían de juego entre los dos mientras “atendían” a las explicaciones de las clases del día. Ella jugaba a meter sus dedos en esas roturas y a partirlos más, cosa que a él al principio no le gustaba pero que con el tiempo empezaba a encontrarle un punto de picardía.
Eran sobre las 12 del mediodía cuando ya se disponían a una nueva clase y tras haber disfrutado del desayuno junto a los demás compañeros. Ya empezaba a apretar un poco el calor primaveral y mucha gente se había quedado fuera de clase. Apenas había unas diez personas en clase. Ellos estaban sentados juntos, como muchas veces, pero esta vez no tenían a nadie alrededor.
Empezaron como de costumbre con el juego del pantalón de él, aunque ella se había percatado de que hoy era un día especial. Él la estaba mirando como no lo había hecho nunca, y en sus ojos se podía ver que había mucho más que un simple juego.
Más aún cuando ella le pilló mirando su escote. Ella le preguntó que qué hacía y él contestó que nada, mirando al suelo. Siguieron la clase como si nada, pero en un momento en el que él no se dio cuenta, ella desabrochó un botón de su camisa, dejando ver un poco más lo que allí se escondía.
Él volvió, casi sin querer, a mirar allí y rápidamente subió la mirada a los ojos de ella, unos ojos color marrón que brillaban como nunca antes y que parecía que le sonreían. Al igual que sus labios, él al ver esta reacción no dudó un instante y aprovechando que ella tenía una de sus manos puesta en su pierna, sobre una de las roturas del pantalón, hizo un movimiento para que la mano rozase por encima de su paquete.
Ella apartó la mano rápidamente y le miró con asombro. De nuevo en su rostro se mostraba rechazo, aunque ella en su interior se sentía sorprendida y porque no decirlo, un poco de curiosidad, había rozado algo que parecía podría estar bastante bien.
Él sin dudarlo un instante cogió su mano y la posó encima de su pantalón, en la entrepierna justamente. Ella hizo un leve intento por apartar la mano, pero su deseo era muy intenso y pudo más que su miedo a ser descubierta. Estaba en una clase con un profesor explicando, nadie sabe que, sentada junto a un chico que conocía, pero no demasiado y tocándole el paquete!!
La situación iba tornándose cada vez más cálida, puesto que se veía que él se estaba excitando mucho, se le notaba cada vez más a través del pantalón como algo parecía estar deseando salir.
De repente él apartó su mano, agarró por la cintura a la chica y le dijo muy suave y al oído: “te espero en el baño”. Y en ese instante se levantó de allí y se fue.
Ella era un mar de dudas, no sabía qué hacer. Tenía miedo de que le pareciera una chica muy “ligerita”, de que se pensara que lo estaba rechazando, de que pudieran pillarles, pero su deseo, su curiosidad y sus ganas por comprobar fueron más fuertes y unos minutos después se marchó al baño de la 3ª planta del edificio.
Por el camino ella iba imaginando mil situaciones que se podría encontrar y sin darse cuenta, ya había llegado al cuarto de baño. Se paró por unos segundos en la puerta, en una última duda, pero siguió adelante.
Entró buscándolo a él, miró en uno de los WC, no estaba, miró en el siguiente, tampoco y cuando estaba a punto de mirar en el tercero, sintió como alguien le empujaba hacía dentro, agarrándola bien fuerte y besando directamente su cuello.
Para nada encontró resistencia en ella, se dejaba llevar. Ambos estaban muy excitados, se veía que la situación les había ya “preparado”. Él comenzó a desabrochar el pantalón de ella y enseguida se lo bajó lo suficiente como para dejar ver sus braguitas, que si bien no eran para nada muy sofisticadas, eran bastante sexys en sobre su cuerpo. No dejaba de besar su cuello cuando introdujo una de sus manos bajo su camisa y empezó a masajear esos pechos tan apetecibles que había observado furtivamente con anterioridad.
Él, sin saber ella como, se había desabrochado ya su pantalón e incluso bajado junto a sus calzoncillos y dejaba ver como su pene relucía en todo esplendor, cogió una de las manos de ella y la puso para que la agarrase y masajease lentamente.
Por aquel entonces él ya había introducido hábilmente una de sus manos bajo las braguitas azules que ella llevaba y estaba acariciando su clítoris haciendo que todo su sexo se mojase en abundancia.
En un movimiento bastante rápido, apartó hacia un lado esas bragas e introdujo su pene en lo más profundo de su ser. Ella apenas se había dado cuenta de cómo, pero no le había dejado girarse en ningún momento y sentía que el tiempo pasaba muy deprisa.
Empezó a penetrarla con un ritmo muy acompasado y que hizo que ella se mojase aún más, ya que él empezó a notar la humedad en si mismo. Tras unos segundos ella comenzó a gemir, lo cual fue correspondido con unas embestidas más potentes y que hizo que él tuviera que usar una de sus manos para que el ruido no llegase muy allá.
Fue entonces cuando ella se apartó y le pidió a él que se sentase en el WC, ahora seria ella la que llevase la voz cantante.
En un momento ella se subió sobre las piernas de él e introdujo su pene todo lo que pudo, aquella primera penetración fue muy sentida por ambos que soltaron un suspiro que ambos no olvidarían fácilmente. Ella ofrecía sus labios para ser besados mientras no paraba de subir y bajar todo el trayecto que él le ofrecía. Esos besos tan calientes además, servían para que ninguno de los dos emitiera unos gemidos muy fuertes.
En pocos minutos empezaron cada vez más rápido, se notaba en sus respiraciones que el momento estaba cerca….
Entonces ella le agarró fuertemente por la cabeza, apretándole todo lo que podía, mientras él apretaba sus manos contra su culo, se fundieron en uno solo y ambos llegaron al orgasmo en el mismo instante. Él notaba el flujo de ella caerle por ambas piernas; mientras que ella notó como él descargaba todo el semen en su interior.
Quedaron extasiados por unos segundos, pero rápidamente recordaron donde estaban. Se vistieron, lo poco que se habían quitado, y se despidieron con un beso tan intenso que les hizo saber a los dos que esta, tan solo había sido la primera vez…..
A ella no le gustaba mucho arreglarse demasiado para ir a unas simples clases, se resguardaba para ocasiones especiales, aunque ese día iba especialmente bella, o al menos eso debió pensar él, que desde primera hora se percató de ello.
No solían sentarse juntos pero tampoco era extraño que lo hicieran. Este fue uno de esos días. Ella llevaba una camisa abotonada, que, la verdad, dejaban entrever unos pechos muy turgentes, aunque de no se mostraban en demasía, ya que ella era una chica recatada, o eso parecía.
Sobre la camisa llevaba un jersey rosa de pico, que se deslizaba por su cuerpo hasta sus caderas, que eran bastante anchas puesto que no estábamos ante una chica extremadamente delgada. Un pantalón vaquero ajustado servía para tapar desde su cintura hasta casi las rodillas, justo donde se empezaban a ver unas botas de gran tacón, aunque no de aguja, puesto que estábamos en clase y no en una fiesta.
Él llevaba una simple camiseta y vaqueros también, pero bastante desgastados y con multitud de roturas que servían de juego entre los dos mientras “atendían” a las explicaciones de las clases del día. Ella jugaba a meter sus dedos en esas roturas y a partirlos más, cosa que a él al principio no le gustaba pero que con el tiempo empezaba a encontrarle un punto de picardía.
Eran sobre las 12 del mediodía cuando ya se disponían a una nueva clase y tras haber disfrutado del desayuno junto a los demás compañeros. Ya empezaba a apretar un poco el calor primaveral y mucha gente se había quedado fuera de clase. Apenas había unas diez personas en clase. Ellos estaban sentados juntos, como muchas veces, pero esta vez no tenían a nadie alrededor.
Empezaron como de costumbre con el juego del pantalón de él, aunque ella se había percatado de que hoy era un día especial. Él la estaba mirando como no lo había hecho nunca, y en sus ojos se podía ver que había mucho más que un simple juego.
Más aún cuando ella le pilló mirando su escote. Ella le preguntó que qué hacía y él contestó que nada, mirando al suelo. Siguieron la clase como si nada, pero en un momento en el que él no se dio cuenta, ella desabrochó un botón de su camisa, dejando ver un poco más lo que allí se escondía.
Él volvió, casi sin querer, a mirar allí y rápidamente subió la mirada a los ojos de ella, unos ojos color marrón que brillaban como nunca antes y que parecía que le sonreían. Al igual que sus labios, él al ver esta reacción no dudó un instante y aprovechando que ella tenía una de sus manos puesta en su pierna, sobre una de las roturas del pantalón, hizo un movimiento para que la mano rozase por encima de su paquete.
Ella apartó la mano rápidamente y le miró con asombro. De nuevo en su rostro se mostraba rechazo, aunque ella en su interior se sentía sorprendida y porque no decirlo, un poco de curiosidad, había rozado algo que parecía podría estar bastante bien.
Él sin dudarlo un instante cogió su mano y la posó encima de su pantalón, en la entrepierna justamente. Ella hizo un leve intento por apartar la mano, pero su deseo era muy intenso y pudo más que su miedo a ser descubierta. Estaba en una clase con un profesor explicando, nadie sabe que, sentada junto a un chico que conocía, pero no demasiado y tocándole el paquete!!
La situación iba tornándose cada vez más cálida, puesto que se veía que él se estaba excitando mucho, se le notaba cada vez más a través del pantalón como algo parecía estar deseando salir.
De repente él apartó su mano, agarró por la cintura a la chica y le dijo muy suave y al oído: “te espero en el baño”. Y en ese instante se levantó de allí y se fue.
Ella era un mar de dudas, no sabía qué hacer. Tenía miedo de que le pareciera una chica muy “ligerita”, de que se pensara que lo estaba rechazando, de que pudieran pillarles, pero su deseo, su curiosidad y sus ganas por comprobar fueron más fuertes y unos minutos después se marchó al baño de la 3ª planta del edificio.
Por el camino ella iba imaginando mil situaciones que se podría encontrar y sin darse cuenta, ya había llegado al cuarto de baño. Se paró por unos segundos en la puerta, en una última duda, pero siguió adelante.
Entró buscándolo a él, miró en uno de los WC, no estaba, miró en el siguiente, tampoco y cuando estaba a punto de mirar en el tercero, sintió como alguien le empujaba hacía dentro, agarrándola bien fuerte y besando directamente su cuello.
Para nada encontró resistencia en ella, se dejaba llevar. Ambos estaban muy excitados, se veía que la situación les había ya “preparado”. Él comenzó a desabrochar el pantalón de ella y enseguida se lo bajó lo suficiente como para dejar ver sus braguitas, que si bien no eran para nada muy sofisticadas, eran bastante sexys en sobre su cuerpo. No dejaba de besar su cuello cuando introdujo una de sus manos bajo su camisa y empezó a masajear esos pechos tan apetecibles que había observado furtivamente con anterioridad.
Él, sin saber ella como, se había desabrochado ya su pantalón e incluso bajado junto a sus calzoncillos y dejaba ver como su pene relucía en todo esplendor, cogió una de las manos de ella y la puso para que la agarrase y masajease lentamente.
Por aquel entonces él ya había introducido hábilmente una de sus manos bajo las braguitas azules que ella llevaba y estaba acariciando su clítoris haciendo que todo su sexo se mojase en abundancia.
En un movimiento bastante rápido, apartó hacia un lado esas bragas e introdujo su pene en lo más profundo de su ser. Ella apenas se había dado cuenta de cómo, pero no le había dejado girarse en ningún momento y sentía que el tiempo pasaba muy deprisa.
Empezó a penetrarla con un ritmo muy acompasado y que hizo que ella se mojase aún más, ya que él empezó a notar la humedad en si mismo. Tras unos segundos ella comenzó a gemir, lo cual fue correspondido con unas embestidas más potentes y que hizo que él tuviera que usar una de sus manos para que el ruido no llegase muy allá.
Fue entonces cuando ella se apartó y le pidió a él que se sentase en el WC, ahora seria ella la que llevase la voz cantante.
En un momento ella se subió sobre las piernas de él e introdujo su pene todo lo que pudo, aquella primera penetración fue muy sentida por ambos que soltaron un suspiro que ambos no olvidarían fácilmente. Ella ofrecía sus labios para ser besados mientras no paraba de subir y bajar todo el trayecto que él le ofrecía. Esos besos tan calientes además, servían para que ninguno de los dos emitiera unos gemidos muy fuertes.
En pocos minutos empezaron cada vez más rápido, se notaba en sus respiraciones que el momento estaba cerca….
Entonces ella le agarró fuertemente por la cabeza, apretándole todo lo que podía, mientras él apretaba sus manos contra su culo, se fundieron en uno solo y ambos llegaron al orgasmo en el mismo instante. Él notaba el flujo de ella caerle por ambas piernas; mientras que ella notó como él descargaba todo el semen en su interior.
Quedaron extasiados por unos segundos, pero rápidamente recordaron donde estaban. Se vistieron, lo poco que se habían quitado, y se despidieron con un beso tan intenso que les hizo saber a los dos que esta, tan solo había sido la primera vez…..
11 years ago