Primera noche
Todas mi amiguitas ya habían tenido relaciones sexuales y hablaban maravillas sobre eso. Yo aún tenía miedo. Incluso, recuerdo que ni siquiera sabía masturbarme bien. Sí, aún era joven, solo tenía dieciséis años, pero a cada rato me daban unos calentones tremendos, y tenía que desahogarme de alguna manera.
Un fin de semana fuimos como de costumbre para casa de mi tía. Mi primo mayos estaba internado en su escuela pre universitaria. Solo estaba mi primo menor, Robe, que tenía trece años. Él era un chico bastante maduro para su edad, y bastante grande también. Como no habían suficientes cuartos en casa de mi tía tuve que dormir en el mismo cuarto de mi primito, pero en la cama del otro, que no estaba en casa. Hacía un frío horrible, y como no me gustaba dormir con mucha ropa, la manta que me había dado mi tía no me tapaba bien el frío.
- Robe, tengo frío, me dejas dormir contigo.
- Ven, primi, ven, yo también tengo frío.
Yo llevaba una bata de dormir, semitransparente y por debajo, una tanga blanca. Me acurruqué con mi primo y enseguida se me quitó el frío. Abracé a mi primo por detrás y estaba calentito y rico. Me vi tentada a meterle la mano por debajo del calzoncillo, pero no. Era mi primito. Me viré de espaldas, y el entonces me abrazó por detrás. Yo, sin pensarlo, le pegué el culo a su rabo. Qué rico sentir ese bulto ahí atrás. Pero no podía pasar nada, era mi primo. Yo me hice la dormida. Pero él me abrazó tan rico. Su mano cayó en la teta izquierda. Su respiración en mi cuello. Estaba excitada. De pronto comienzo a sentir algo duro en su bulto. Se le había parado la pinga. Que sensación más rica sentir aquello en mis nalgas. Pasaba el rato, y todo seguía igual. El creyó que estaba dormida y comenzó a acariciarme lentamente las tetas. Yo estaba al volar. Entonces comenzó a tocarse. Se estaba masturbando. Pero yo quería masturbarme también. ¿Por qué no me metía la mano por debajo de la tanga? Seguramente porque era mi primo, pero yo estaba loca porque me tocara el bollo. Tomé su mano y la llevé a mi vagina. Me viré boca arriba, abrí las piernas y al fin me metió la mano por debajo de la tanga. ¡Qué rico! ¡Quería meterme los dedos, y yo loca porque lo hiciera! Pero me daba miedo. Estaba tan caliente, que le dejé meter un poco un dedito. Cuando me metió aquel dedo, ahí mismo me vine. Era la primera vez que me venía tan rico.
Él aun no terminaba. Quería singarme de todas maneras, pero no lo dejé. Me quité la tanga, me sequé el bollo con ella, y le hice una paja a mi primo, quien se vino encantado en aquella tanga blanca. Luego, nos lavamos y dormimos abrazados toda la noche.
Un fin de semana fuimos como de costumbre para casa de mi tía. Mi primo mayos estaba internado en su escuela pre universitaria. Solo estaba mi primo menor, Robe, que tenía trece años. Él era un chico bastante maduro para su edad, y bastante grande también. Como no habían suficientes cuartos en casa de mi tía tuve que dormir en el mismo cuarto de mi primito, pero en la cama del otro, que no estaba en casa. Hacía un frío horrible, y como no me gustaba dormir con mucha ropa, la manta que me había dado mi tía no me tapaba bien el frío.
- Robe, tengo frío, me dejas dormir contigo.
- Ven, primi, ven, yo también tengo frío.
Yo llevaba una bata de dormir, semitransparente y por debajo, una tanga blanca. Me acurruqué con mi primo y enseguida se me quitó el frío. Abracé a mi primo por detrás y estaba calentito y rico. Me vi tentada a meterle la mano por debajo del calzoncillo, pero no. Era mi primito. Me viré de espaldas, y el entonces me abrazó por detrás. Yo, sin pensarlo, le pegué el culo a su rabo. Qué rico sentir ese bulto ahí atrás. Pero no podía pasar nada, era mi primo. Yo me hice la dormida. Pero él me abrazó tan rico. Su mano cayó en la teta izquierda. Su respiración en mi cuello. Estaba excitada. De pronto comienzo a sentir algo duro en su bulto. Se le había parado la pinga. Que sensación más rica sentir aquello en mis nalgas. Pasaba el rato, y todo seguía igual. El creyó que estaba dormida y comenzó a acariciarme lentamente las tetas. Yo estaba al volar. Entonces comenzó a tocarse. Se estaba masturbando. Pero yo quería masturbarme también. ¿Por qué no me metía la mano por debajo de la tanga? Seguramente porque era mi primo, pero yo estaba loca porque me tocara el bollo. Tomé su mano y la llevé a mi vagina. Me viré boca arriba, abrí las piernas y al fin me metió la mano por debajo de la tanga. ¡Qué rico! ¡Quería meterme los dedos, y yo loca porque lo hiciera! Pero me daba miedo. Estaba tan caliente, que le dejé meter un poco un dedito. Cuando me metió aquel dedo, ahí mismo me vine. Era la primera vez que me venía tan rico.
Él aun no terminaba. Quería singarme de todas maneras, pero no lo dejé. Me quité la tanga, me sequé el bollo con ella, y le hice una paja a mi primo, quien se vino encantado en aquella tanga blanca. Luego, nos lavamos y dormimos abrazados toda la noche.
11 years ago