Bellos recuerdos de mi suegra 3



Después de unas buenas cogidas, mi suegra decidió que nos fuésemos a vivir a su casa, en la planta de arriba, de esa forma, juntaríamos dinero para nosotros comprar nuestra casa, fue una idea fenomenal, además, mi suegro trabajaba por las noches y salía a las tres de la mañana, así que jamás lo vería. Por mi parte, en mi trabajo cambio de turno, ahora saldría a las 10 de la noche.

Los primeros días fueron normales hasta que un sábado por la mañana, mi esposa se preparaba para ir al supermercado para comprar los víveres y pude observar por la ventana que da a la calle, que mi suegra le daba dinero y no sé qué tanto le decía a mi mujer mientras que como siempre, mi suegro continuaba en sus inútiles negocios, comprando y vendiendo herramienta; en fin, mi esposa se fue pero le dejó la niña encargada a mi suegra, pues dormía. En eso, vi que mi suegra se dirigía a mi cuarto, a donde entró y muy seria, me advirtió “ni pienses que vengo a eso” y sólo callé pero cuando volteó a ver a la niña, me quité mi pantalón corto y me quede en puras pelotas, enseguida le hablé, preguntándole “¿te acuerdas de este?”, enseñándole mi verga y sólo pegó un suspiro de emoción.

Poco a poco, ella se me arrimó, se hincó a un lado de la cama y comenzó a darle unas buenas mamadas, ¡ay, mamacita!, me la mamaba que parecía un sueño, después le propuse si podíamos hacer un “69” pero me miró muy seria y me indicó “hazte para un lado, papacito que esta vez me le subo yo”. Ni siquiera se quitó la bata que traía puesta, además no traía calzón ni brasier, sólo abrió sus piernas blancas como la nieve y en medio, se miraba que esa panocha pedía verga a morir, luego se levantó poquito y se agachó, como cuando me meó todo y se la fue metiendo poco a poquito hasta que no soporté más y le di el metidón, sólo pegó un pujido, luego se la metí y se la saqué tantas veces que sólo pujaba y me atascaba todos los huevos con su sabrosa lechita.

Después, se levantó y se fue al suelo, hincándose y poniéndose a gatas, parándome el culo y me dijo “mírame, cabrón y dime que estoy más buena que Teresita”, contestándole “ay, amor, claro que lo estás, si me la cogí fue por ti, amor”. Luego, me indicó “pues es todo tuyo, hoy en la mañana me lo lavé nada más para ti y apúrate que Olguita llega en cualquier rato”, ¡ay, cabrona!, ya sabía que me la iba a chiquitear también y mientras se la metía poco a poco, le pregunté “¿cuántos cabrones te ha chiquiteado?”, me contestó “te juro que solo tú, ni a tu suegro dejé”. Pobrecita, ella ya pujaba pero de placer, pues tener ese culo frente a mí, era mi sueño convertido en realidad, al tiempo que se movía para los lados, para adentro y para afuera.

Así seguimos hasta que le pregunté “amorcito, ¿dónde los quieres?, ya siento que me vengo” y poco a poquito, se la fue sacando pero sin dejar de agarrarme la verga, luego se volteó y empezó a mamármela, ¡ay, mamacita!. En unos instantes más, mire como se los tragó todos, con todo y lo que traía de su culo, que no estaba nada de sucio, luego le pregunté si en verdad, Teresita era virgen del chiquito y me contestó “¿de verga?, de verdad que sí pero su sobrina se la chiquitea con una de plástico, incluso luego le avienta agua calientita, para que piense que son mecos”. Después, le volví a preguntar “¿y a ti no?”, me contestó que no porque le dolía mucho, aclarándome “una vez, me dejó la panocha bien colorada, ahora ¿te imaginas cómo me hubiera quedado el culo?”.

Con una sonrisa, la cuestioné “¿y cuando se vuelven a juntar?”, me respondió “no sé pero ya te tengo a ti y en mi casa, mucho mejor”; para entonces, ya habían pasado unos minutos y le pregunté “¿otro palito, amor?”, me contestó “sí, amor, te quiero dejar completamente vacío para que no busques a alguna otra cabrona”. Enseguida, ella se acostó al lado de la cama y le levanté la bata, luego le besé todo el culito tan blanco que parecía de muñequita pero me pidió “por la panocha que yo también quiero acabar más”, así que me la comencé a coger con tantas ganas que nada más pujaba la pobrecita. Posteriormente, le dije “voltéate para mamarte las tetas, amorcito”, entonces lo hizo y ¡ay, mamacita!, eran dos pinches cántaros que parecía que no tenían fin.

En esa posición, le mamaba las tetas, le metía el dedo por el chiquito y me la cogía como a nadie me he cogido hasta que al fin, sentí que me venía y le dije “ahí te van, mamacita”; suspirando, ella me decía “todos, papacito, todos, quiero todo”. Finalmente, terminé, luego ella se levantó y me dijo “ándale, métete a bañar, yo también pero en mi cuarto”, así que nos bañamos y como dos buenos amiguitos, nos reunimos en la sala, a ver la televisión y cuando llegó mi esposa, solo le dije que su mamá estaba cuidando la niña pero no había despertado, luego bajé las bolsas del mandado.

Como si nada hubiera pasado, mi suegra se me arrimó y en voz baja, me comentó “no quiero que desprecies a mi hija, o que le falles por andar conmigo”, contestándole “mira, a tu hija me la cojo todas las mad**gadas y estoy muy enamorado de ella para despreciarla”, sólo sonrió, me puso un billete en la bolsa y me dijo “ándale, cabrón, tráete una botella de lo que quieras, el jueves nos vamos al hotel otra vez”, así fuimos mirándonos por muchos años…
Published by meztli
11 years ago
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correabuela
la dejaste bien llena de lechita por todos sus agujeros, rico relato
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erotomano 8 years ago
Buenos tus relatos.
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amadormig 8 years ago
Excelntes relatos.
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detodounpoco 8 years ago
muy buenos relatos , ya me gustaría a mi liarme con mi suegra
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patolin828 9 years ago
Yo quiero uma suegra asi me cai
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tollotzin
tollotzin 11 years ago
Que puta suegra tan buena honda tienes
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pepitito 11 years ago
Muy buenas tus historias con tu suegra, mi amigo.
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comechiches 11 years ago
Excelente historia amigo!!!
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