Una visita inesperada. Día dos.

Me desperté esa mañana asombrado por lo que había sucedido el día anterior entre mi prima y yo. Fue abrir los ojos, pensarlo y a la vez que se manifestó mi asombro, también lo hizo algo dentro de mí que hizo que mi cuerpo entrara en calor gradual pero intensamente. Ese fuego invadió mi rostro y se apareció en mi mente su imagen desnuda, y sin pedirlo, se enfocó en su entrepierna abierta con sus orificios a la vista, a continuación recibí una sucesión de imágenes de lo que con mis ojos había visto y después de lo que empezó a imaginar, mi sexo estaba haciendo planes de futuro y me lo estaba haciendo saber dibujándolo en mi mente. Disfruté de aquellas imágenes hasta que me quedé en blanco.

Tenía que pensar como manejar aquello y dadas las circunstancias, inmediatamente pensé que el secreto sería la base de aquella relación y que tenía la intención de continuarla, aquello no se podía quedar allí. Sería yo quien le diese forma. Aquello de que iba a ser mi zorra no había sido solamente un trance de aquel encuentro. Tenía toda la intención del mundo de que así fuera y ella estaba deseando serlo, sus pheromonas me lo habían transmitido.

En un momento sonó el teléfono, era de la compañía aseguradora si podría pasar esta tarde un agente por mi casa por motivo de una fuga de agua que había habido hacía unas semanas y venía hacer el peritaje final para arreglar los desperfectos de la pintura de la zona que se había visto afectada. Dije que bueno que a las 5 de la tarde era buena hora y así quedamos, a partir de ese momento empecé a pensar en mis quehaceres diarios olvidándome de todo lo demás.